La Escritura también es el cuerpo de Cristo y ese cuerpo es nuestro pan…
Y cuando conocemos esta Escritura,
y la entendemos rectamente y rectamente nos esforzamos con todo el corazón
y oramos y pedimos, entonces recibimos y comemos el pan nuestro de cada día…
Ofendes a Dios cuando no te alimentas de este Libro.
Beato de liébana, Contra Elipando I, 110
SEÑOR, danos siempre de este pan.
«¿No ardía nuestro corazón cuando ÉL nos hablaba de camino y nos desvelaba las escrituras?» ( EMAÚS)