
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo.
Y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
(Salmo de este domingo)
***

***

Texto de san Juan Pablo II para meditar.
Palabras dirigidas a los peregrinos hispano-mozarabes y toledanos.
***







Antes de que se apague el brillo de Santiago el Mayor de Zebedeo pongo el tercer himno atribuido a Beato de Liébana. Este himno lo conocemos bien porque lo ha trabajado varias veces el P. Manuel Glez. Es extraordinario.
TE CENTIES MILLE. Himno atribuido a Beato. Liber misticus, Toledo s. X.
La melodía para Te centies mille está inspirada en la canción trovadoresca narbonense occitana en forma de cantiga de amigo galaica, Ven, aura douça – Solaments uns Dieus, que relaciona ambas regiones por el camino de Santiago. El trovador Raimbaut de Vaqueiras, activo entre 1180 y 1205, utiliza el inicio de este poema en la segunda estrofa de su canción Oi altas undas, que otros estudiosos atribuyen a Cerverí de Girona +1285. El texto original “a lo divino” de esta melodía dice: “Ven dulce brisa, ven de ultramar. No hay más que un solo Dios que pueda hacer el bien y el mal, quien ha hecho el cielo y tierra, el fuego y el mar, el Dios que los cristianos quieren adorar y que ha querido librarme del pozo del infierno donde padecía con dolor”.
Esta melodía combina un carácter épico y lírico, adecuado al dramático poema de Beato, por su relación con sus comentarios al Apocalipsis.
TE CENTIES MILLE, HIMNO HISPANO
Por su estrecha relación con el Apocalipsis este himno se ha atribuido a Beato de Liébana. Pertenece al oficio de Vísperas del sábado en la octava de la Pascua de Resurrección, para cantarse todos los sábados de este tiempo litúrgico. Está recogido en el Liber místicus E-Tc (Toledo) 35.6 del siglo X, en el Antifonario de León, E-L (León) Ms 8, también del siglo X, copia de uno toledano del siglo VII, y en los manuscritos de Silos del siglo XI, GB-Lbl (London) Ms 30846 y GB-Lbl (London) Ms 30851.
Todos sin notación musical, probablemente por ser muy conocido. Posee versos yámbicos muy semejantes a los del himno O Dei Verbum.
Es un himno de alabanza a Jesucristo como Hijo de Dios dueño del universo, que ha salvado a la humanidad venciendo al maligno con su muerte y resurrección, construyendo un nuevo reino. Recurre al Apocalipsis para mostrar al Cordero que abre el libro de los siete sellos, sentado en el trono rodeado de los veinticuatro ancianos músicos y del tetramorfos, los cuatro vivientes, en el marco trinitario. La traducción del latín es una síntesis sobre la de Alberto del Campo, la de José Castro y la de Manuel González López-Corps, para la web http://www.mozarabia.es
1 Te centies mille legionum angeli
Concentu plaudunt et canora jubilant.
Christe Jesu Alpha et Omega omnipotens,
Sepultus olim et vivens in saecula,
Testis fidelis et verum principium.
Millares de centena de legiones de ángeles
te alaban a coro con cánticos armoniosos a Tí,
Cristo Jesús, Alfa y Omega, el todopoderoso,
un día sepultado, pero vivo por los siglos,
el Testigo fiel y verdadero Principio.
2 Qui mundi hujus dejecisti principem,
Redimens orbem tuo almo sanguine,
Sanctus et verus Genitus Ingeniti,
Reserans clausum et apertum obstruens,
Faciens deo regni sacerdotium.
Que arrojaste al príncipe de este mundo,
redimiendo al orbe con tu sangre vivificadora,
el Santo y verdadero Engendrado del Ingénito,
que abre lo cerrado y cierra lo abierto,
creando para Dios un reino de sacerdotes.
3 Tu verus Agnus solus sine macula,
Qui dextram Patris collocatus solio,
Solus egressus ab arce dominica,
Similis Jaspis et sardino lapidi,
Iris per gyrum smaragdum circuit.
Tú, verdadero Cordero, único sin mancha,
que sentado en un trono a la diestra del Padre,
que saliste sólo Tú del alcázar del Señor,
semejante al jaspe y a la piedra sardónice,
nimbado por el arco iris orlado de esmeraldas.
4 Tu Dei pignus hominisque Filius,
Septies librum signatum signaculis
Solvere signa dignior repertus es:
Agnus occisus septem pollens cornibus,
Septeno fulgens et lumine flammeo.
Tú, dado en prenda por Dios e Hijo del hombre,
fuiste hallado digno de desatar los precintos
del libro sellado con los siete sellos,
poderoso Cordero degollado de siete cuernos,
y resplandeciente en tus siete ojos de fuego.
5 E throno produnt fulgura tonitrua,
Septem ardentes ante thronum lampades,
Septem ubique missi Dei Spiritus,
Septem stellae micant Agni dextera,
Septem cui astant candelabra aurea.
Del trono salen rayos y truenos,
siete lámparas arden ante el trono,
que son los siete ángeles enviados de Dios,
siete estrellas brillan en la diestra del Cordero,
junto al que levantan siete candelabros de oro.
6 Sedentes circum quater seni primates,
Amicti cuncti niveis cycladibus
Et laureatis diademata aureis,
Aureas vehunt phialas aromatum,
Aureis psallunt modulis et citharis.
Sentados alrededor veinticuatro notables,
ceñidos todos con níveas túnicas
y coronados de laurel con diademas de oro,
llevan vasos de oro con aromas
y salmodian rítmicamente con cítaras de oro.
7 Stat ante thronum nitens mare vitreum.
Bis bini fores item animalia:
Homo per genus leo voce perstrepet.
Juvencus ore promet sacerdotium.
Petens ad astra more volans aquilae.
Delante del trono brilla un mar de cristal,
a la entrada también cuatro seres Vivientes:
un Hombre por su género, un León que brama,
un Novillo con su boca proclama el sacerdocio,
como un Águila uno que se dirige a los astros;
8 Quattuor formis senis alis singulis,
Ante et retro cuncta plena oculis,
Vigiles semper dormiendi nescii,
Vicissim sanctas ter clamantes jugiter,
Illi qui erat est et qui venturus est.
Tiene seis alas cada uno de los cuatro Seres,
llenos de ojos todo por delante y por detrás,
vigilantes siempre, sin conocer el sueño,
cantan al unísono sin cesar el tres veces Santo
a quien era, al que es y el que vendrá.
9 Gloria Patri laus sapientia
Agno sedenti supra thronum in caelis;
Cum patre regnat et cum Sancto Spiritu,
Conexa simul tribus una Deitas
Per infinita saeculorum saeculis. Amen.
Gloria, alabanza y bendición al Padre,
al Cordero sentado en el trono en los cielos,
reinando con el Padre y con el Espíritu Santo,
Dios uno y trino al mismo tiempo
por los infinitos siglos de los siglos. Amen.
Eduardo Paniagua