La misericordia del Señor llena la tierra.
¡Este es el día que Yahveh ha hecho, exultemos y gocémonos en él!

¡Diga la casa de Israel: que es eterno su amor!
¡Diga la casa de Aarón: que es eterno su amor!
¡Digan los que temen a Yahveh: que es eterno su amor!

Se me empujó, se me empujó para abatirme, pero Yahveh vino en mi ayuda;
mi fuerza y mi cántico es Yahveh, él ha sido para mí la salvación.

Clamor de júbilo y salvación, en las tiendas de los justos: «¡La diestra de Yahveh hace proezas,
La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido;
esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.

¡Este es el día que Yahveh ha hecho, exultemos y gocémonos en él!

^{Salmo 118:2-4, 13-15, 22-24}

«[La] esperanza es fruto de la misericordia, la que canta el salmo, la que se proclama como un don eterno y maravilloso que revela la diestra poderosa de Dios. La luz que brota del resucitado en un canto al amor de Dios que puede ser vivido por aquellos que comprendan cuán grande es el poder del amor divino, la fuerza de la ternura de Dios, la luz de la victoria Pascual que brota del corazón del Resucitado. El costado de Cristo que el Apóstol Tomàs mira admirado se ha abierto para derramar en el mundo el amor de Dios que salva, que redime, que transforma el inmenso dolor que vive el mundo en un río de gracia y de esperanza.

Hoy se celebra la Misericordia de Dios, la que su Hijo nos regala, la que el Resucitado le ofrece al mundo, la que hace distinta y gozosa la vida del creyente.  Por eso sabemos que del corazón radiante del resucitado salen los rayos de luz de su sangre redentora y del agua viva que lava el pecado, que restaura el corazón destrozado de la humanidad, que nos invitan a escuchar la voz del Señor de la gloria qué nos dice que tengamos confianza, que no perdamos el rumbo de nuestra vida.

Nosotros responderemos desde lo hondo del corazón con aquella expresión que se vuelve grito de confianza y de esperanza: Jesús, yo confío en ti; yo creo en ti, Señor mío y Dios mío«.

^{P. Uribe Castrillón}

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Teológicamente, es importante la simbología del «día octavo». Es un día único y octavo, en el sentido que sale del septenario, forma parte del otro eón. Del tiempo del mundo al tiempo de Dios. La Iglesia no sustituyó el sabbath por el domingo. El sabbath, en la tradición de los Padres, forma parte de la Creación y de la Alianza. Pero el «octavo y único día» es una nueva creación. En la celebración cristiana participamos sacramentalmente del misterio del octavo y único día. La octava de Pascua conlleva esta significación.

De la mistagogia de la liturgia hispana.-
Sean nuestras almas como antorchas en tu presencia:
cercanas a ti, e iluminadas por ti, brillen por la verdad y ardan por la caridad,
brillen y no se oscurezcan, ardan y no se consuman.
Oh Luz, bendice esta luz que portamos en nuestras manos
y que tú has creado y nos has dado.
Y así como con esta esta luz encendida disipamos las tinieblas de la noche,
disipa tú las tinieblas de nuestros corazones.
Que seamos morada tuya, iluminada por ti, centelleante en ti.
Que resplandezcamos sin sombra alguna y siempre te veneremos.
Que de ti proceda nuestro ardor y nunca se extinga.

^{(De la bendición de la lámpara en el rito hispano-mozárabe, Noche de Pascua)}

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Para aprender y cantar en esta <Pentecostés> o Cincuentena pascual: