Bendición previa a la Comunión

La denominada «Exposición de la Misa» (galicana), de clara vinculación hispana y atribuida a san Germán de París, ofrece una catequesis sobre la bendición antes de comulgar. En ella defiende la potestad del presbítero para bendecir –aunque según aquellos usos galicanos fuese más breve- y justifica la razón misma de la bendición como medio de purificación:

 

“La bendición que los sacerdotes derraman sobre el pueblo
fue mandada por el Señor a Moisés, a quien dijo:

 

Di a Aarón y a sus hijos:
Así bendeciréis a mi pueblo: El Señor te bendiga y te guarde …
(Num. 6, 22 cf. San Isidoro, De Eccl. Off. I, 17).


 
Si Aarón ocupaba un lugar análogo al obispo,
sus hijos el lugar de los presbíteros [cfr. San Isidoro, De Eccl. Off. II, 5].
A ambos mandó Cristo bendecir al pueblo.
Pero para salvaguardar el honor del pontífice sagrado,
los cánones instituyeron que el obispo pronunciase una bendición más prolongada;
el presbítero, en cambio, una más breve:
La paz, la fe, la caridad y la comunión del cuerpo y la sangre
de nuestro Señor Jesucristo estén siempre con vosotros.
(Pax, fides et caritas et communicatio corporis et sanguinis
domini nostri Ihesu christi sit semper vobiscum, en Missale Gothicum II, 107).

 

Aun así, les es lícito pronunciar la bendición que Dios dictó a Moisés
y nadie puede contradecir al presbítero, porque dice el Señor:
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán
(Lc. 21, 33; Mc. 13, 31).
<···> Por esto, la bendición se imparte antes de la comunión,
para que <el misterio de la bendición>
se introduzca en un <recipiente bendito>”.
(Ps. Germán de París, Exp. Missæ, 26).

 

***

Hoy recordamos a los santos Luis de Francia y José de Calasanz.

 

1 comentario en “Bendición previa a la Comunión

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