«Su Nombre es Oriente… Él es el Sol que nace de lo Alto»
<La orientación de la oración
común a sacerdotes y fieles
(cuya forma simbólica era,
generalmente, en dirección al Este,
es decir, al sol que se eleva),
era concebida como
una mirada hacia el Señor,
hacia el verdadero sol [Oriens].
Hay en la liturgia
una anticipación de su regreso;
sacerdotes y fieles van a su encuentro.
Esta orientación de la oración
expresa el carácter teocéntrico de la liturgia;
obedece a la monición:
«Volvámonos hacia el Señor».
Esta llamada se dirige a todos nosotros,
y muestra, por encima de su aspecto litúrgico,
cómo hace falta que toda la Iglesia viva
y actúe para corresponder
al mensaje del Señor>
(Ratzinger).