3 comentarios en “Dios, creador de todo lo visible y lo invisible…

  1. Imagen de Dios nos creó.
    Creador del cielo y la tierra, de lo visible e invisible.
    El cielo, espacio de la voluntad de Dios. Hágase tu voluntad en la tierra «como en el cielo».
    ¿Y los ángeles? Creados antes…

    Lo visible nos trae locos, lo sensorial y el placer. Algo tan bueno como terrible, el dolor y la ansiedad.
    Lo invisible es la esperanza, el destino final, el cielo. Lo que el «ojo no ve y oído no oye» de Pablo. Invisible, inaudito (a pesar de la belleza-bondad y de la música).

    Así pues, dentro de esta «oferta» de la Creación que suerte que se inventó esta oración de preámbulo del Memorial…
    “Por eso, con los Ángeles y Arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…”

    Siempre la liturgia es «la escala de Jacob» mas con la «brasa ardiendo» de la comunión.

    Esta noche he soñado con seres queridos, amigos. Aun tengo la huella de la providencia dentro de la frente.

  2. Esta insistencia en Dios creador y en la creación son importantes.
    La espiritualidad litúrgica acentúa que Dios es Creador, Redentor y Santificador.
    Esta dimensión trinitaria es básica y decisiva en la fe cristiana.
    Eso nos compromete radicalmente.
    Por ceñirnos solo a lo primero -que es el tema de la postal de hoy- confesar en el «Creemos» de la Misa que Dios es Creador supone un compromiso en conservar la creación, cuidarla como don divino y -como reflejo de su gloria y su ser- entregarla a las generaciones venideras.
    Los cristianos orientales dedican el comienzo del mes de Septiembre dar gracias por la creación y por la nueva creación o redención que se vislumbra desde el nacimiento de la Virgen María. El inicio del curso para nosotros es para tantos cristianos orientales el inicio del ciclo litúrgico.

  3. Con los sentidos oimos, vemos, olemos y tocamos lo creado. Lo que hay en la tierra; nosotros; la creación, en una palabra. Y damos gracias al Señor por este don que disfrutamos cada día. Pero también por lo invisible, empezando por el amor, ese amor inefable que ha llevado a Dios a crear tanto lo visible como lo invisible. La fé, tan fundamental, un don inmenso. La redención, la misericordia. Debemos esforzarnos por conservar, respetar y dar gracias por todo ello.

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