la Samaritana y el agua
Al rezar el Padre Nuestro se dice:
Fuente de vida eterna, Jesús, Hijo de Dios Padre,
danos siempre el agua viva, da a los sedientos la vida eterna,
para que tu Reino permanezca en nosotros.
Tú, Cristo, escúchanos desde lo alto, junto con el Padre,
Tú, Cristo, escúchanos desde lo alto, junto con el Padre,
a quien invocamos en la tierra, tal como nos enseñaste: Pater noster…
Hoy se canta en la comunión:
«Yo soy la puerta, dice el Señor, el que entra por mí se salvará;
entrará y saldrá y encontrará pastos, etc» (cf. Jn 10,9; 6,56; 6,50-51.65; 7,6b; 7,16b.28b)
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Gracias por mandar, tan oportuno, las oraciones completas de este domingo de Cuaresma Hispana.
Eco de lo rezado el pasado martes: agua viva, oscuridad del pozo, luz iluminante, puerta cerrada y puerta abierta,
Además preparados por la carta de Santiago hace unos días. Y con el sabio y guapo José (prefiguración de Jesús en tantos asuntos) y los sueños del Faraón.
Leyendo despacio se va el ojo izquierdo al latín ignoto y se hace comprensible al paralelo.
No hay frase que sobre a pesar de la visigoda abundancia (con poco matiz mozárabe). Lo trinitario es reposado y no catequéticamente insistente.
Se puede releer con música hermosa.
Dos días en Samária con la «Fuente del agua de vida eterna», que bueno..