Dum pater familias

image1Himno al Apóstol –en versión castellana-
según el códice del s. XII llamado de Calixto II,
conservado en el tesoro de la catedral de Santiago.

Dice el P. Pothier:
<La notación es de puntos superpuestos,
que era casi la escritura musical en España
en el siglo XI y XII.
 
Antes de esas fechas
España poseía la liturgia gótica o mozárabe,
con las melodías notadas en neumas
parecidos a los acentos combinados
de los libros gregorianos de la misma época.
Se sabe que en el siglo XI San Gregorio VII
introdujo en España la liturgia romana.


 
El canto gregoriano sustituyó entonces al mozárabe,
pero con la notación que desde hacía poco
había prevalecido en el sur y parte del oeste de Francia,
es decir, la notación neumática de puntos superpuestos…
 
Este estribillo es de un carácter más vivo,
y está escrito en la lengua popular
de aquel tiempo,
que es de un latín más o menos alterado,
Herru Santiagu!,Señor Santiago.
Herus es un sinónimo latino de Dominus,
que en alemán se encuentra en la forma de Herr.
Sanctiagu es el Santiago
(Sanctus Jácobus) del español actual.
Grot Sanctiagu, Oh gran Santiago!
E ultr’eia, Eh!, adelante, ánimo!
E sus’eia! Eh!, arriba, vamos!
Deus, adjuva nos Oh Dios, ayúdanos!».
 
Cuando Dios Padre, Rey universal,
dividió las provincias terrenales entre los apóstoles
escogió Santiago para ilustrar España.
 
“Primero entre los apóstoles martirizado en Jerusalén,
el egregio Santiago se ha alzado, santo es su martirio.”
 
imageGalicia buscó la ayuda pía de Santiago,
cuya gloria es señal de camino para la gente
para que sus oraciones frecuentes
broten en canciones:
 
“¡Oh Señor Santiago! ¡Buen Señor Santiago!
¡E ultreya! ¡E suseya! ¡Oh Dios, protégenos!”
 

Todo el mundo de buena voluntad
remite homenaje a Santiago,
caballero de la piedad,
a todos defiende de suerte contraria,
intercesor por las oraciones de su gente.
 
Quien espera liberarse de sus cadenas
aclama su nombre en los tiempos de peligro
por los milagros que por él se llevan a cabo.
 
O bendito Santiago, nuestra verdadera fortaleza,
aleja de nosotros a los enemigos y protege tu gente,
que nosotros, tus devotos, te placen.
 
Llevados por la esperanza de que Santiago
nos concede su perdón,
y en la obediencia legítima que le debemos,
ofrecemos al Padre todopoderoso dignas alabanzas.

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