En el Evangelio de San Lucas leemos «Que la Palabra de Dios bajó sobre Juan, Hijo de Zacarías, en el desierto. Y él recorrió toda la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados» (3, 2-3). Evocando el Río Jordán, cuyas orillas han sido visitadas por multitudes de peregrinos que rinden honor al Bautismo del Señor, elevamos nuestro corazón en oración:

— ¡Gloria a ti, oh Padre, Dios de Abraham, Isaac y Jacob

1. Tú has enviado a tus siervos, los profetas
a proclamar tu palabra de amor fiel
y a llamar a tu pueblo al arrepentimiento.

2. A las orillas del Río Jordán,
has suscitado a Juan el Bautista,
una voz que grita en el desierto,
enviado a toda la región del Jordán,
a preparar el camino del Señor,
a anunciar la venida de Cristo.

— ¡Gloria a ti, oh Cristo, Hijo de Dios!

3. Has venido a las aguas del Jordán
para ser bautizado por manos de Juan.
Sobre ti el Espíritu descendió como una paloma.
Sobre ti se abrieron los cielos,
Y se escuchó la voz del Padre:
«Este es mi Hijo, el Predilecto!»

4. Del río bendecido con tu presencia
has partido para bautizar no sólo con el agua
sino con fuego y Espíritu Santo.

–¡Gloria a ti, oh Espíritu Santo, Señor!

5. Por tu poder la Iglesia es bautizada,
descendiendo con Cristo en la muerte
y resurgiendo junto a él a una nueva vida.

6. Por tu poder, nos vemos liberados del pecado
para convertirnos en hijos de Dios,
el glorioso cuerpo de Cristo.

7. Por tu poder, todo temor es vencido,
y es predicado el Evangelio del amor
en cada rincón de la tierra,
para la gloria de Dios,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
a Él todo honor [hoy]
y en todos los siglos por venir. Amén.

S.S. Juan Pablo II  en el río Jordán  21 de marzo del 2000