El crismón es un anagrama formado por la superposición de las dos primeras letras del Nombre de Cristo en griego –Χριστος–, ji (X) y ro (P). Es, por lo tanto, símbolo de Jesucristo y emblema de su victoria –el triunfo sobre la muerte–, por lo que es frecuente encontrarlo en contextos funerarios.
Alguna vez aparece con un travesaño horizontal que asimila el Crismón a la Cruz. En ámbito hispano es muy común que presente las letras griegas alfa y omega (A y Ω). La presencia de la primera y la última letra del alfabeto enriquece la simbólica del señorío de Cristo:
“Él es el principio y el fin; suyo es el tiempo y la eternidad”.
La liturgia de la Iglesia, en sus oraciones y su expresión artística, se hace, así, eco de las palabras del último Libro de la revelación bíblica (Ap 1, 8; 21, 6; 22, 14).
El A y la Ω pueden aparecer suspendidas de los brazos de la letra X y, asimismo, la letra S (del latín Spiritus) en el extremo inferior de la P. Para algunos mostraría la ampliación semántica del símbolo: de cristológico a trinitario.
Hoy celebramos al santo visigodo Fulgencio, obispo de Écija;
hermano de san Isidoro de Sevilla.
Tardo en escribir, casi tanto tiempo como el necesario para analizar y disfrutar de tanto crismón catalogado. ¡Jesús!!!