Grande y Santo Sábado:

Cristo «confinado» en el Abismo
 
Descenso al Abismo, miniatura mozárabe del Beato de Gerona
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«Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor,
meditando su Pasión y Muerte, su descenso a los infiernos,

y esperando en la oración y el ayuno su Resurrección.

Se recomienda con insistencia
la celebración del Oficio de Lectura y Laudes.
Se puede exponer a la veneración de los fieles,
la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro,
o descendiendo a los infiernos,
ya que ilustran el misterio del Sábado Santo,
así como la imagen de la Santísima Virgen de los Dolores» (FFPP 73ss).
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Cristo, Maestro de la gran humildad (Icono de «Gothia»)
Somos discípulos que aprendemos con esperanza.
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2 comentarios en “Grande y Santo Sábado:

  1. Me ha impresionado mucho el texto…
    Ha resonado muchas de las Illatio del rito Hispano-godo. He buscado y no he encontrado la fuente de esta «homilía antigua». PG (?).
    También hay resonancias del Apocalipsis y la Cena del Cordero.
    Estoy impresionado, ha modificado el ánimo de la jornada, esta jornada de espera de la Vigilia de las vigilias.

    SEGUNDA LECTURA DEL OFICIO DE LECTURA DEL SÁBADO SANTO
    De una Homilía antigua sobre el grande y Santo Sábado
    (PG 43, 439. 451. 462-463)
    ¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una
    gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y
    sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían
    desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo.
    Va a buscar a nuestro primer padre …

  2. También me ha encantado, recordando tantas Vigilias Pascuales, sobretodo las primeras, el texto del Exultet, Pregón pascual. Y he buscado orígenes y en latín… pues siempre lo escuché en castellano y pocas veces cantado, como esta noche en la celebración romana del papa.

    Sigue sonando muy fuerte y fascinante el tema «Feliz culpa… » que me parece extrabíblico.

    Bueno, ya hemos cambiado el tono arrastrado por la cuaresma, y llega la alegre y exultante Pascua…

    «El Exultet, también llamado Pregón pascual (praeconium paschale) o bendición del Cirio pascual, es uno de los más antiguos himnos de la tradición litúrgica romana de la Iglesia católica. Existen testimonios de su existencia desde fines del siglo IV d. C. Asimismo, noticia de varios textos. El obispo Ennodio de Pavía compuso dos; el sacramentario gelasiano, uno breve y simple; el Misal mixto hispánico, dos; el misal ambrosiano, uno. El más popular de todos, sin embargo, es el Exultet galicano, introducido en Roma a través de los sacramentarios gelasianos del siglo VIII.

    Incierta paternidad la del Exultet, es verdad, lo que no quita para que su inspiración ambrosiana sea evidente. En cuanto a la parte que habla de las abejas, fue inspirada por Virgilio (Georg. IV, 56-57). La estructura del texto comprende tres partes principales: introducción, acción de gracias, y peroración. 

    Desde finales del siglo IV, el canto del praeconium paschale fue oficio encomendado a los diáconos. El Liber Pontificalis recuerda que el papa Zósimo había dado a éstos el permiso de bendecir el cirio pascual en las parroquias (Lib. Pont. [ed. Perovsky], II, p. 95). El sacramentario gelasiano de Angulema (800 ca.) trae la noticia de que san Agustín, de diácono, cantó el praeconium paschale: «adhuc diaconus cum esset et cecinit feliciter». El mismo santo de Hipona nos dice que compuso una bendición: «Expresé brevemente esto con los versos en alabanza del cirio» [«quod in laude quadam cerei breviter versibus dixi»] (De civ. Dei 15, 22). Probablemente sea éste el motivo por el cual documentos litúrgicos posteriores solían asignar al Hiponense la paternidad del mismo Exultet.

    Las fuentes importantes del texto del Exultet se encuentran en los sacramentarios galicanos, en los gelasianos del siglo VIII y en los sacramentarios gregorianos. Actualmente, cuando se canta, no reviste la solemnidad ni el melodioso tono de los tiempos clásicos del canto gregoriano, pero es indudable que sigue despertando interés y alegría en el alma que asiste gozosa a la celebración del gran misterio pascual, reconocida ella a la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.»

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