El segundo de los seis himnos
que el códice medieval dedica al santo labrador mozárabe
es una contemplación del Señor todopoderoso,
pero que se complace en los humildes como Isidro.
La versión al español de V. Cristóbal
-hasta ahora inédita- reza así:

Imagen antigua de san Isidro en el <arca mosaica> (s. XIII, Catedral de Madrid)

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¿Quién como Nuestro Señor,
que todo tiene en su mano,
bajo cuyos pies se extiende
tierra, mar, cielo encumbrado?
Mas a Él solo en sus alturas
le complace lo más bajo.

El rey magno y honorable,
que domina toda cosa,
rey potente e inefable
en sus obras virtuosas,
admirable Salvador
con su redención copiosa,

por el mundo estableció
muchos príncipes y reyes,
y quiso que todos fueran
dadores de justas leyes,
mas no dejó en medio de ellos
de exaltar al indigente.

Lo atestigua la certera
carta del apóstol Pablo,
pues por decisión divina
se troca el orden humano,
y Zacarías al pobre
lo describe entronizado.

Ya es patente a nuestros ojos
lo que Majestad divina
obra en el tiempo del mundo
de una manera escondida,
pues lo declara ante el pueblo
este justo con su vida.

Honor, Señor, se te debe,
porque honor das al pequeño,
al que con luz de tu rostro
lo has elegido entre el pueblo.
Eres juez justo del mundo,
tu designio es sempiterno.

Este himno del s. XIII merece ser comentado…

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Estamos comenzando el octavario de oración por la unidad de los cristianos.
Los coptos y etíopes celebran la Epifanía.
Sobre los coptos o cristianos de Egipto:
Los cristianos coptos de Egipto, tierra que acogió a la Sagrada Familia

Sobre los etíopes:
La epifanía etíope

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