El himno III en honor a san Isidro, cuyo año jubilar celebra ahora la diócesis de Madrid, se encuentra en el Códice medieval del s. XIII.
Esta versión castellana que presentamos es de Vicente Cristóbal:

Bálsamos puros inundan 
la morada del Señor, 
y la tumba de este justo, 
de virtud próxima a Dios, 
exhala el aroma mismo 
del celeste batallón. 

Olor que brota de un cuerpo 
que no tuvo corrupción, 
a pesar de que la tierra 
muchos años lo ocultó. 
Ello da segura prueba 
de que en santidad vivió. 

Preservó a su propio siervo 
el Dios Padre Bienhechor 
dentro del terrestre seno 
para ser divulgador 
de que Dios a los humildes 
les traerá la salvación. 

Una vez desenterrado, 
causa gran admiración 
que sus miembros sigan juntos, 
con la misma trabazón 
que anteriormente tuvieron 
siendo cuerpo del varón. 

Cuando abrasaba la tierra 
la sequía y el calor, 
sacado fue del sepulcro 
en angustiosa ocasión, 
y la lluvia desde el cielo 
gracias a él descendió. 

A ponerlo entre los santos 
Dios al siervo se dignó, 
para que reciba culto 
quien el campo cultivó; 
su mucha virtud consigue 
general veneración. 

Ya reyes, caudillos, jueces 
le rinden genuflexión, 
ya la iglesia se arrodilla 
para gloria del Señor, 
que ama a los que son sencillos 
y que a los justos premió. 

Que alabado sea el Padre; 
para Él gloria y honor, 
y también el Unigénito, 
por quien el mundo creó, 
e igualmente el Santo Espíritu, 
por quien otorga perdón. 

Este marfil hispano presenta los primeros misterios de la vida de Cristo
desde su Nacimiento hasta las tentaciones en el desierto.

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El calendario romano general recuerda hoy a santo Tomás de Aquino.
El calendario hispano-mozárabe celebra hoy a san Tirso en Grecia.

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En este sábado -día mariano- oramos por la Iglesia en China.