III Domingo (A):
un encuentro que revela y cura


Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas,
proclamando el evangelio del reino
y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Evangelio según san Mateo (4,12–23)

***

La afirmación de Henri de Lubac que resume la tradición patrística “la eucaristía hace la Iglesia, la Iglesia hace la eucaristía”, que Juan Pablo II recoge en Ecclesia de eucharistia, muestra la centralidad de la eucaristía en la vida cristiana, ya que, como dice el Vaticano II, la eucaristía es fuente y cumbre de toda vida cristiana (SC 10; PO 5).
Es necesario profundizar la importancia eclesial y vital de la eucaristía. Sin eucaristía la Iglesia languidece y muere.
La vida en abundancia que Jesús nos ofrece (Jn 10,10) no es solo el pan material con el que alimenta al pueblo hambriento que entusiasmado le quiere nombrar rey, sino el pan de vida de su cuerpo y sangre entregados por la vida del mundo (Jn 6).
El domingo es el día eucarístico por excelencia.
La eucaristía es el tesoro de la Iglesia.

Un punto de catequesis:

En la liturgia eucarística hay dos epíclesis o invocaciones al Espíritu.
En la primera se pide al Espíritu que el pan y el vino
se conviertan sacramentalmente en el Cuerpo y la Sangre del Señor resucitado.
En la segunda epíclesis se invoca al Espíritu
para que la comunidad se convierta en el cuerpo eclesial del Señor.

¿Somos plenamente conscientes de esta suplica
en el corazón de la Plegaria Eucarística?

1 comentario en “III Domingo (A):
un encuentro que revela y cura

  1. Quando caio aí me levanto com mais força graças a QUEM me criou

    Quando fazemos MEMORIAL da Paixão ,Morte e Ressurreição obedientes ao MANDATO do SENHOR é ELE quem nos congrega para comungarmos da Sua PALAVRA e da Eucaristia. ELE não precisa do nosso louvor nós é que saímos engrandecidos pelo louvor prestado. Ao viver a Eucarisita fazemos Prelúdio do OITAVO DIA vivendo já aqui a vida que nos está reservada

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