III Domingo de Pascua

En este día santo de la Cincuentena
podemos orar con esta versión
del antiguo himno pascual Ad Cenam  Agni

 

Revestidos para la cena del Cordero,
con las vestiduras blancas de la salvación,
tras el paso del mar Rojo,
cantemos a Cristo, nuestro príncipe.
Él ha querido que gustando de su sangre rojiza
y de su cuerpo sacratísimo,
abrasado en el ara de la Cruz,
pudiésemos vivir la misma vida de Dios.

Protegidos frente al ángel devastador,
durante la noche de la Pascua,
hemos sido liberados
del áspero yugo del Faraón.
Ahora es ya Cristo nuestra Pascua,
el manso Cordero sacrificado;
el ázimo puro de sinceridad,
que ha ofrecido su misma carne.
 ¡Oh verdadera hostia dignísima!,
que, humillando al infierno
y después de redimir a tu pueblo cautivo,
le has devuelto el premio de la Vida.
Surge Cristo del sepulcro y,
al regresar victorioso del abismo,
habiendo encadenado al tirano,
nos abre las puertas del Paraíso.
Sé tú, Jesús, para nuestras almas
el gozo perenne de la Pascua,
y dígnate hacernos partícipes de tu triunfo,
a quienes hemos renacido a la gracia.
Para ti, Señor, toda la gloria,
que vencida la muerte, reluces deslumbrante,
con el Padre y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

2 comentarios en “III Domingo de Pascua

  1. Sin creer en la pascua y liberación del pueblo judío, en este poema de color blanco y rojo, y de muerte y salvación, perdería fuerza y argumentación de alabanza al héroe del himno, Jesús el cordero y príncipe, para pedir vivir la misma vida de Dios al gustar de la sangre rojiza del cordero y el blanco ázimo e su carne como partícipes del gozo peremne de su Pascua.

    Intentando desgranar el himno bello y equilibrado, creo haberlo oscurecido, pero he disfrutado con emoción al leerlo varias veces y he comulgado con el genio espiritual y sintáctico de su autor inspirado.

  2. Sigo leyendo…, y el himno continúa:
    «Protegidos frente al ángel devastador,
    durante la noche de la Pascua,
    hemos sido liberados […].»

    Salvarnos del Ángel exterminador por la señal de Sangre del Cordero Pascual sacrificado ‘en Cruz’, con los brazos abiertos.

    ¡Estaba en el siguiente párrafo del himno!, la misma alusión que, atrevido en mi ignorancia, traje el pasado día 3 de Mayo, ‘Invención de la cruz’.
    Dice la wiki:
    ‘»Invención» (del latín invenio, «descubrir») es el nombre litúrgico y oficial. […] El origen está en conmemorar el hallazgo por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la verdadera cruz de Jesucristo en su peregrinación a Jerusalén.’
    Solo era un hallazgo personal. Todo estaba escrito y descubierto. Perdonen la reiteración.

    ¡Feliz domingo!.

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