4 comentarios en “Lectores en Misa: tres reglas fundamentales

  1. Hablar de derechos en la misa-celebraciones de la palabre me parece «estar fuera de honda».
    La lectura en voz alta es un servicio, y puede ser un placer, por la alegría que produce servir. La retroalimentación que se produce al ofrecer, dar, servir…es otro asunto. Regalo apreciado pero… regalo, no buscado, en principio.
    Así que como ofrenda a los que estan juntos y escuchan, el lector debe hacer un esfuerzo «profesional» de actor, comunicador, etc. Es decir, emitir buen sonido de voz, hacer las pausas lógicas y las respiraciones adecuadas, poner un tono que ayude a entender el texto en su contexto (narrativo, poético, imperativo, imprecativo, exortativo, exultante). Y todo, como haría un buen actor, sin acentuar el protagonismo del lector, sino ser instrumento para que la palabra, como la lluvia, fecunde nuestro cerebro y corazón.
    Me molesta, sufro, me irrita cuando hay ruido durante las lecturas y el lector va «a piñon fijo» sin darse cuenta que no se oye. O cuando el lector es tímido y solo balbucéa lejos del micro.
    Las lecturas del día, son tan preciosas, estan tan bien elegidas, y normalmente van a ser el guión de la homilía o reflexión. Y van a estar engarzadas con el resto de oraciones de la liturgia, de tal modo que no oirlas, no escucharlas, no atenderlas…es como poner un escudo al Espíritu Santo.
    Me encanta leer en la celebración, me pongo a 100, me emociono y a veces me sonrojo. Es fuerte y potente el contenido a leer, es misterioso ser instrumento físico, sonoro y emocional de unas palabras arcaicas que tienen una fuerza tal, que aunque los lectores seamos mediocres, operan y fecundan.
    Disculpar la euforia. Leer en asamblea convocada por Jesucristo es parte del porqué cada celebración es única.

  2. La fe viene por oír y oír la palabra de Dios.
    Ya en tiempos de Moisés era práctica habitual leer en voz alta la ley de Dios a las tribus de Israel .
    Durante generaciones al no disponerse de ejemplares individuales para uso personal, la lectura bíblica se realizaba ante grandes grupos siendo un honor destacado para el lector.

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