El pintor une la información bíblica de las mujeres que lloraban en el camino del Calvario de Jesús con la necesidad de las mujeres de nuestra época. Pero Jesús dice: “¡No lloréis por Mí! ¡Llorad por vuestros hijos!” Unas están marcadas por la estrella judía ante su exterminio en los campos de concentración nazis. Niños japoneses están contaminados por rayos de las bombas atómicas. Niños africanos con sus madres están hambrientos de  pan y de libertad. El pintor tiene una visión: las madres judías, budistas y musulmanas en la imagen contemplan esperanzadamente a Jesús, que comparte todos sus (de ellas) sufrimientos y del que el Profeta Isaías como Varón de Dolores dice: “Yo presento mi espalda. Y, Dios, el Señor, me ayudará.” (Is 50). Jesús les grita: “¡Creedme y mantened vuestra fe en Mí”! Unidas a Mí podéis esperar  tiempos nuevos y más humanos.

¿Cuándo el mundo reconocerá en Jesús a su Salvador veradero?

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