Para leer durante este invierno:
con una mirada hacia Extremadura

J. W. Waterhouse, Saint Eulalia 1885 (Tate Gallery, Londrés)

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Las Vidas de los santos Padres de Mérida son un relato anónimo del siglo VII que describe la vida de la ciudad emeritense en el siglo anterior en torno al papel jugado en la sociedad por sus principales obispos, Paulo, Fidel y Masona, y las relaciones con los reyes, en especial con el arriano Leovigildo, perseguidor de Masona.

Estos tres personajes son los protagonistas de unos interesantísimos relatos biográficos a los que se añaden otros muy variados y curiosos como el del joven Augusto del monasterio de santa Eulalia, el del abad Nancto o el del monje borracho de Cauliana, así como breves referencias a los obispos sucesores de Masona, Inocencio y Renovato.

Toda la obra ofrece un vivo panorama de la sociedad urbana, los conflictos religiosos y políticos de finales del siglo VI y una valiosísima información de algunos edificios e iglesias de Mérida, contrastada por las excavaciones arqueológicas de las últimas décadas. El relato está compuesto dentro de las coordenadas literarias de unas «vidas de santos», presididas por la intervención de la santa patrona de la ciudad, la mártir Eulalia, y el fervor de los protagonistas hacia ella. Milagro, realidad e historia se funden en esta obra de forma peculiar y atractiva.


Vidas de los santos Padres de Mérida:

Vida de los santos Padres de Mérida

 

Hoy, nos unimos a los hermanos de Mérida recordando a la joven y gran mártir santa Eulalia (+ 304);
su martirio fue cantado ya por Aurelio Prudencio en el Carmen III de su obra Peristephanon.
La fiesta de hoy era conocida en África, donde san Agustín predicó un sermón en su honor (313G); también Beda el Venerable la menciona en el himno que compuso en honor de santa Etelreda y san Adelmo, y el poema francés más antiguo que existe, la «Cantiléne de Sainte Eulalie» (s. IX), relata la vida de la santa.
Su sepulcro, en la capital de la Lusitania, fue meta de peregrinaciones hasta que -por la invasión agarena- su cuerpo fue traslado a Oviedo (Asturias).

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Conocemos la vida la santa a través de una serie de fuentes de diferente entidad:
el himno a Eulalia, contenido en el Peristéphanon del poeta calagurritano Aurelio Prudencio Clemente (348-c.410) a principios del siglo V.
A este se añaden dos obras visigóticas del siglo VII:
un himno en prosa poética, la Passio Eulaliae
y el célebre anónimo Liber Sanctorum Patrum Emeritensium,
opúsculo clave sobre la Mérida tardoantigua y paleocristiana.
El pintor prerrafaelita británico John WilliamWaterhouse -en 1885- presentó una visión extraordinaria de su martirio (Tate Gallery, Londres).
Salvo error u omisión trescientas trece parroquias de España y setenta en Portugal están dedicadas a la joven mártir emeritense; ochenta y dos pueblos llevan su nombre (con sus variantes Olalla, Olaia, Laia, Baia, etc).

Celebración de santa Eulalia en la Basílica de la Concepción de Madrid (2019)

 

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1 comentario en “Para leer durante este invierno:
con una mirada hacia Extremadura

  1. Los dulces que hacen y venden las clarisas de san Pascual son buenos y discretos en azucar. El martes pasado compramos en la sacristía en una visita para recordar el templo donde se gestó la hermandad Gothia.
    Los vamos probando en honor a Leocadia, Eulalia, Lucía y sentimos una tradición ejemplar cristiana hispanorromana, visigoda y mozárabe… dentro de la tensión vectorial de diciembre hacia la dulce Navidad.

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