Peregrinación a Italia 2016

 

misa en Coromoto RHM1.- Llegada

La primera sorpresa fue  la iglesia de santa María del Coromoto. Un edificio moderno bastante agradable,  limpio, acogedor. Una simpática iglesia de barrio. Pero los frescos de Ruberval  Monteiro da Silva nos transportaron a otro horizonte. Allí estaba representado el Pantocrátor en toda su majestad, sentado sobre el arco iris, adorado por los ángeles y por el Tetramorfos, celebrado por el himno sanctus sanctus sanctus repetido incontables veces.  Era una pintura enraizada en lo mejor del gran arte cristiano –uno pensaba inmediatamente en los grandes frescos románicos o en lo mejor del arte bizantino. Es la representación del Dios cósmico al que adoramos cantando el trisagio en las misas de los martes. Señor del universo, sí, pero con las llagas de la Pasión.

El contraste entre lo moderno del edificio y lo milenario de los frescos era seductor, y también la reflexión que venía por sí sola a la mente: la gloria del poderoso y soberbio imperio romano, hoy ya sólo ruinas y pasado, y la perenne juventud de la Iglesia, tan viva y hermosa. Con la promesa de que las puertas del infierno no la derrotarán. Era un comienzo prometedor.

2.- La catacumba de san Calixto, Pedro,  Pablo, san Clemente.

Qué lugares peculiares son las catacumbas. Deambular por los pasillos angostos metido literalmente dentro de la tierra es como un avance de lo que nos espera. Además están vacías. Los sucesivos saqueos las han despojado de todo, no sólo de posibles riquezas sino también de los cuerpos que un día las poblaron. Están deshabitadas. Y sin embargo…  Sin embargo la sombra fraternal de los que allí descansaron, cristianos hermanos en la fe, algunos mártires, todos ellos contemporáneos de tiempos recios, miembros de aquella Iglesia naciente y tan frágil aparentemente, la sombra de todos ellos, digo, era reconfortante y luminosa aun cuando sus restos ya no estuvieran allí. Y de nuevo se respiraba esa perennidad de la Iglesia y la certeza de la comunión de los santos; todos esos hermanos estaban presentes y cercanos, como a través de una red invisible. Nuestros predecesores.

Algo así se podía vivir junto a la tumba de Pedro. Porque ese hombre tan impulsivo, tan simpático, probablemente tan rústico, es por siempre también uno de nuestros pastores. Allí está, bajo el baldaquino de Bernini y todo el fasto de la basílica. ¿Cómo poder explicar a un no creyente la cercanía de su presencia, el afecto, la gratitud que le tenemos? ¿Cómo sondear el abismo de la gracia que le fue dada, la mirada de Jesús que determinó su profunda conversión? ¡Y él ha sido el primero en apacentarnos, por orden de Jesús! Ah, cuando uno recapacita un poco, ¡qué tesoros inmerecidos, qué suerte tenemos los cristianos!

Y Pablo. La Iglesia sería menos sin él. Es conmovedor acercarse a la tumba, tan modesta en esa inmensa basílica. Pablo, maestro, místico, viajero apaleado, cuánto nos enseñas, cuánto te debemos, qué bien penetraste el corazón de Dios. Tu sepultura es lugar de oración y silencio. De gratitud también.

San Clemente es un aleluya de piedra y mosaicos. Allí la cruz está representada no como un lúgubre instrumento de tortura, sino como lo que es en verdad: el árbol de la vida, el más hermoso árbol de la creación entera. Y para que la cosa quede bien clara, en la nave central hay un hortus conclusus, un paraíso en miniatura que nos espera si nos acercamos a ese árbol sagrado, a quien colgó de él. Creo que en san Clemente se respira la alegría y la esperanza. Y para que no quede ninguna duda, basta con bajar al tenebroso templo de Mitra para que el reino de la luz contraste con el de las tinieblas. Qué gran lugar para meditar en la Pasión y resurrección del Señor. Agradezco con toda el alma la explicación del P. Manuel que nos ayudó a descifrar tanta riqueza y hermosura.

Lola en Asís3.- Asís.

Es posible que san Francisco haya sido uno de los hombres que más se han parecido a Jesús –tanto, que mereció la enorme y temible gracia de los estigmas de la Pasión. Moreno, bajito, de preciosa voz, poeta, apasionado. Y que escaló a hombros de la dama pobreza las cumbres más altas de la santidad. Asís es un alto lugar de la cristiandad, donde sopla el Espíritu, un lugar que sustrae el alma a su letargo. La Porciúncula, san Damiano, santa Clara, el Eremo delle Carceri. Se diría que se oye el susurro de Dios.

4.- Conclusión

Tengo que dar muchas gracias a Dios por esta peregrinación, y también a sus ministros, los PP Manuel y Diego, que la han hecho posible. Ha sido una inmersión en el corazón de la Iglesia. En realidad hemos sido Iglesia itinerante que caminaba en presencia del Señor.

Roma 2016

4 comentarios en “Peregrinación a Italia 2016

  1. Viajar por Italia con un grupo de amigos con los que además de compartir el interés cultural compartes tu religión y fe cristiana, es como descubrir una nueva dimensión.
    Posiblemente se presenten otras ocasiones de volver a Italia pero este viaje siempre será mágico y especial para mí.

  2. Qué exposición tan elegante y qué bellamente narrada, con el deleite que produce un verbo tan elevado.
    Qué perspectivas tan bien traídas. Consigue que te lleguen al alma esas apreciaciones tan profundas.
    Se necesita tener una mente muy cultivada, para, sin llegar a ser descriptiva en exceso, la atención sea dirigida hacia lo esencial, sutilmente y con delicadeza.
    Esta exposición deja entrever un alma sensible, y tal vez, inclinada a la introspección. Cada día que pasa, esta preciosa página de mozarabia nos descubre estos pequeños tesoros. Gracias a ellos, seguimos saboreando nuestra inolvidable y maravillosa Peregrinación a Italia.
    ¡Cuánta riqueza aportan las diversas percepciones que, de ella, hemos extraído, todos y cada uno de nosotros!
    Esta diversidad enriquece sobremanera cada paso dado, en aquellos santos lugares.
    Cada rememoración que podamos hacer ahora, cuando todo se va asentando en la mente y en el corazón, según transcurre el tiempo, nos devuelve el regusto de todo lo que aconteció y nos iluminó en esos maravillosos días.
    Estaremos eternamente agradecidos a todo el que se aníme a compartir con el resto, las sensaciones que, por gracia de Dios, nos han sido obsequiadas.
    Muchas gracias.

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