1. Toma tiempo para ti y haz revisión de vida.
2. ¿Cómo ha sido mi vida hasta ahora?
3. ¿De qué lado estoy? ¿Del de aquellos que están bien en la vida, o del lado de los que tienen alguna necesidad, de los que necesitan una palabra de consuelo, de quien es pobre y sufre?
4. ¿Cuál es mi opción fundamental? ¿Ser feliz por todos los medios? ¿Acumular bienes materiales? ¿Conseguir “estatus” social? ¿O ser bueno, comprensivo, dispuesto a ayudar y apoyar a quienes están en peor situación?
5. ¿Puedo tolerar los límites de los demás, a los aburridos, controlarme para no responder a las tonterías que escucho? ¿Puedo dejarlo pasar?
6. ¿Puedo perdonar de verdad, pasar página y no ser rehén de resentimientos y malos juicios?
7. ¿Puedo encontrar las palabras correctas cuando tengo que decir algunas verdades y llamar la atención sobre los errores o equivocaciones de otros que están relacionados conmigo? ¿O van directamente, agresivamente, humillando a la persona?
8. Cuando me levanto por la mañana, ¿digo una oración con el pensamiento, no necesita ser con palabras, pidiéndole a Dios que me proteja a mí, a mi familia y a aquellos con quienes vivo y trabajo? Y por la noche, antes de ir a dormir, ¿elevo mi mente a Dios, incluso sin palabras, para agradecer el día, por todo lo que ha sucedido y por estar vivo?
9. ¿Qué lugar ocupa Dios en tu vida? ¿Quieres intentar unos minutos de meditación pura, donde solo Dios y tú estéis presentes, olvidando un poco el mundo? Simplemente levanta la mente y ponte en silencio ante Él. Son suficientes unos minutos.
10. ¿Tienes el coraje de fomentar una actitud de entrega total a Dios, sabiendo que siempre estás en la palma de su mano? Todo lo que sucede proviene de su amor. La muerte es como un nacimiento y nadie ha visto su propio nacimiento. En la muerte, sin darnos cuenta, caeremos en los brazos de Dios Padre y Madre de infinita bondad y misericordia. No olvides nunca las palabras reconfortantes de la Primera Epístola de San Juan (3,20): “Si tu corazón te acusa, debes saber que Dios es más grande que tu corazón”. Entonces, parte en paz bajo el manto de la infinita misericordia divina.
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Hoy es la fiesta de santa Clara de Asís.
Gracias por la propuesta de reflexión tranquila y sapiencial en verano (en otoño y primavera).
«Dios es mas grande que tu (mi) corazón»