***
Un par de días antes de La Inmaculada
la Iglesia celebra a san Nicolás,
cuyo nombre en griego significa «victoria del pueblo».
El santo obispo de Myra (actual Turquía)
y santa Lucía, virgen de Siracusa
han sido -durante siglos-
los heraldos populares de la Navidad.
En el <Fuero de Madrid> (1202) aparece
san Nicolás como una de las parroquias del lugar.
Su culto en la Villa se remonta al s. XII.
***
Cantos de adviento
Liturgia con Espíritu
Las manzanas -estilizadas muchas veces en bolas-
con las que adornamos nuestras casas
son el recuerdo del fruto del árbol del Paraíso:
el pecado del que nos ha liberado la luz de Cristo.
Es la razón por la que unimos velas con manzanas.
Hoy, día de la Constitución española, es fiesta:
una ocasión para el encuentro con la familia y los amigos.
Recordemos la posibilidad que tenemos mañana
de participar en la VIGILIA de la Inmaculada.
***
<Yo me soy la morena>
(Cantoral de villancicos de Uppsala, Suecia)
Yo me soy la morenica,
yo me soy la morena.
Lo moreno bien mirado,
fue la culpa del pecado,
quen en mi nunca fue hallado,
ni jamás se hallará.
Soy la sin espina rosa,
que Salomón canta y glosa,
Nigra sum sed formosa,
y por mí se cantará.
Yo soy la mata inflamada
ardiendo sin ser quemada,
ni de aquel fuego tocada,
que a las otros tocará.
Del cantoral renacentista español -que hoy se conserva en Uppsala-
y que canta a la Virgen Inmaculada, la Toda Santa,
a quien no tocó el pecado
y cuyo misterio estuvo prefigurado en la zarza ardiente
y cantado por Salomón como la «Morena hermosa».
AUDICIÓN:
«Yo me soy la morenica,
yo me soy la morena».
El cancionero de Upsala se llama así porque fue en su universidad donde se encontró en 1907 (Rafael Mitjana) el único ejemplar que hoy existe, pero su verdadero nombre es Cancionero del Duque de Calabria, que lo encargó en Valencia, en la corte de Fernando de Aragón, a finales del siglo XV.
En la actualidad es uno de los Cancioneros del patrimonio musical español de este tiempo junto al Cancionero de Palacio, Cancionero de la Colombina, Cancionero de Segovia, Cancionero de Barcelona y otros del tiempo: de Paris, de Elvas, de Lisboa, etc, las joyas de los romances y villancicos cantados a principios del siglo XVI, la Era de los reyes Católicos.
Hay multitud de variantes de canciones sobre el tema: «Morena me llaman, yo blanca nací», «Morenica a mi me llaman…», casi todos en la variante de romance sefardí de substrato español medieval, recogidos en los Balcanes e imperio Otomano. Todos bajo el antecedente «Nigra sum sed formosa» del Cantar de los Cantares, pero ninguno tan asociado a la Virgen María como el ejemplo traído hoy.
En cualquier caso es un tema cultural de co-producción entre judaísmo y cristianismo, donde la tradición escrita y la oral va trasformando el texto de la mujer que tiene blanca faz y que se oscurece a causa del sol, de la madurez, de la maternidad, o por motivos simbólicos. Un campo precioso de investigación semántica con una gran riqueza y diversidad de melodías.
Cancionero de Romances, localizamos una versión notablemente distinta: LXXXVI Hispanic Society
Cha[n]son en louange de nostre Dame propre a chanter la nueit de noel sur le chant de la belle brunete, en Espaignol.
Yo me soy la morenita
yo me soy la morena.
Yo soy la çarça inflamada
Ardiendo sin ser quemada
ny d’aquel fuego tocada
que a las otras quemará.
Yo me soy la morenita…
Yo soy la estrella del mar
y en my se uino a incarnar
el que vino a reparar
lo que Adam perdido ha.
Yo soy la sin espinas rosa
que salomon canta y glosa
Nigra sum sed formosa
y por my se cantará
Yo soy lilio yo soy rosa
en quien todo bien reposa
despiritu santo sposa
madre de quien hecho me a.
Soy morena de tal gesto
qu’entre los angeles puesto
ny iuntado todo el resto
otra tal no se hallará.
Lo que tengo de morena
son las angustias y pena
del calice que se ordena
que my hijo beberá.
Soy morena muy hermosa
muy mas linda que la rosa
virgen madre y hermosa
del que la vida nos da.
Yo me soy la morenita
yo me soy la morena.
En la versión originaria profana, la mujer es morena o negra, pero es hermosa; no debería ser despreciada por su morenidad; en realidad no es morena por su naturaleza, sino por el efecto del sol en su piel, y se ha convertido en morena por su trabajo en el campo, que la ha expuesto al sol. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que la voz femenina de nuestro texto ha sido morena siempre, y precisamente esta es su justificación central: el color oscuro de su tez no es consecuencia de la pasión amorosa («el pecado que en mí nunca fue hallado»), pues su tonalidad morena es esencial y propia de su identidad («yo me soy la morenica»), del mismo modo que la virginidad la define como icono: «soy la sin espina rosa»
Las referencias al Cantar de los Cantares también se prolongan, extendiendo la imagen de la rosa de Sarón al lilio-flor de lis- («Yo soy lilio yo soy rosa»), en relación con «Yo soy la rosa de Sarón / y el lirio de los valles» (Cant. 2.1). El canto a la Virgen, a su hijo, al sacrificio y a la pena que ello conlleva vinculan este texto con otros de cariz más marcadamente mariano y laudatorio. También hay referencias a Virgen negra o morena, desde Montserrat a Guadalupe, decena de imágenes de Vírgenes de tez oscura.
SEFARDÍ, popular sobre el canto español medieval
Morena me llaman
Yo blanca nací
De pasear, galana
Mi color perdí.
Morena me llama
El hijo del rey
Si otra vez me llama
Yo me voy con él.
Morena me llaman
Los marineros
Si otra vez me llaman
Yo me voy con ellos.
Decidme galana
Si quieres venir
Los velos tengo fuertes
No puedo venir.
D’aquellas ventanicas,
m’arronjan flechas.
Si son de amores,
vengan derechas.
Vestido de verde
y de alteli.
Qu’ansi dize la novia
con el chelibi.
Ecalerica le hizo
de oro y de marfil.
Para que suba el novio
a dar qiddushim. (matrimonio)
Morena me llaman,
yo blanca nací.
El sol del en verano
a mi me hizo ansi.