Rezamos hoy
por los cristianos perseguidos,
por la unidad de los cristianos
y por las vocaciones al diaconado
Oh Dios, que has honrado a tu diácono Vicente
adornándolo con tantas virtudes,
para que el seguidor de tu Hijo, nuestro Señor, en la pasión,
entregado al servicio de tus sagrados misterios,
administrara antes a los creyentes
el cáliz de salvación del mismo Cristo, Señor nuestro;
haz que nosotros cumplamos dignamente en tu presencia
los deberes de los ministerios que hemos aceptado
para desempeñarlos con bondad y condescendencia.
Que por los méritos del mártir Vicente,
el Señor conceda a todos mayor dicha
en el camino de esta vida
y, en el mundo futuro,
el reino de la felicidad sin fin.
Para que así como en medio de los tormentos
acogiste, a tu mártir cuando te confesaba a ti,
así ahora te dignes escucharle cuando ora por nosotros,
mientras clamamos a ti desde la tierra diciendo:
Padre nuestro…
No hace tanto que empecé a conocer en qué consistía el diaconado permanente – su vocación, su preparación y su labor en la iglesia. Hoy, varios años después de este primer contacto, comprendo la importancia de su labor y admiro su carisma hasta el punto en que parece que le falta algo a una misa sin por lo menos un diácono. La misa mozárabe, con a veces hasta dos, tres o más diáconos, adquiere una solemnidad especial. Gracias a todos los que han seguido esta bella vocación.