Según la tradición cristiana,
los huevos de Pascua representan el sepulcro vacío de Cristo después de su resurrección.
Son objeto de regalo durante la Pentecostés o Cincuentena pascual.
En algunas regiones los padrinos regalan a sus ahijados la mona de Pascua
o el huevo.
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Oramos con los cristianos de Gaza: Pascua en Gaza
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Un recuerdo en Emaús (Tierra Santa):
Quédate con nosotros
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En el Año Santo 2025
peregrinaremos a Roma y a Bari.
«Rezar Pater Noster mirando hacia la Cruz. Responder Amen mirando hacia la Cruz., aníma a esperar Adventat Regnum Tuum»
Sí, anima a esperar,
anima a «saber sufrir»…
Entonces ¿que nos impide mostrar gratitud?
¿Por qué nos quedamos agazapados en un rincón, lamiendonos nuestras propias heridas?
¿Es falta de fe?
¿Es falta de confianza?
La clave está en el error de confiar en nuestras solas fuerzas.
¿Qué o Quien consigue que nos creamos eso?
Todos lo sabemos, es Aquel que nos engaña, Aquel que con argucias malévolas, consigue impedir que afloren nuestros sentimientis nobles, de gratitud, de generosidad, de esfuerzo. Y nos arrastra a la apatía, a la acedia, a la desidia, al aislamiento.
No quiere que seamos, ni siquiera, simples perrillos, que ayuden al Buen Pastor a atraer a sus ovejas, con la alegría y la humildad, o ese pequeño don que Él nos regala, de quien es feliz con solo una mirada afectuosa, una caricia.
El alma humana es tentada siempre, a todas horas. El León rugiente busca nuestra debilidad. Es en nuestro desánimo en los momentos bajos, oscuros, donde se ceba. En nuestra psique enferma.
El no ser capaz de demostrar mi gratitud, ni siquiera, en saber que, si Dios quiere, se verá cumplido mi anhelo, mi deseo, largamente acariciado, de peregrinar a Guadadupe, aprovechando que es Año Jubilar de Mérida. Darnos un paseo por mi tierra pacense, haciendo paradas en Cáceres y otros lugares encantadores, algo que me hace sentir inmensamente feliz…
Eso es sentirse «seca» emocionalmente.
Lo cual te lleva a tener que esforzarte hasta para demostrar afecto, cariño…
GRATITUD INFINITA.
El refuerzo de los grandes amigos, con su cariño, su preocupación, su generosidad, su aliento, sus oraciones, han sido claves en esta lucha.
La tela de araña en que ese Ser nos envuelve, se ha desintegrado.
Esta batalla ha sido ganada.
Cierto es que los afanes de la vida, los problemas, la falta de salud y vitalidad, la ¿falta de fé o de confianza…?, pueden hacernos tambalear.
«Orar siempre, para no caer en tentación»
Agradecida de corazón.
¡Grande Lupe! ¡te esperamos en Sevilla el año próximo!