«Trenos» cuaresmales

«Trenos» o canto interleccional de penitencia
de la misa del I viernes de Cuaresma (Hisp-Moz.):
«Destilen mis ojos lágrimas,
derramen llanto mis párpados,
porque un lamento llega hacia mí.
V/. Por eso soy presa de dolores, la angustia me aturde, el espanto me ciega.
V/. Ay de mí, que voy a sucumbir, mi corazón se marea y el terror me sobrecoge».
(Del libro de Jeremías)

***

“En los miércoles y viernes de las cinco primeras semanas de Cuaresma,
el canto de los Threni ocupan el lugar del Psallendum [salmo entre lecturas].
Los Threni expresan en tono dramático la penitencia de la Iglesia y los sufrimientos de Cristo en su Pasión.
Sus textos están elaborados sobre varios pasajes de las Lamentaciones y de los libros de Job y de Isaías”
(OGMHM 36).

Es una antigua costumbre cuaresmal que -además del domingo-
el cristiano se sienta llamado a participar entre semana de la Eucaristía:
especialmente los miércoles y los viernes.
La Eucaristía del Viernes se prolonga, devocionalmente, con el Via Crucis.

Se puede difundir en Cuaresma la participación en la Liturgia de las Horas,
especialmente las I y II Vísperas de cada domingo.
Las visitas a los monasterios cercanos -con este motivo-
están en sintonía con las antiguas peregrinaciones o stationes cuaresmales.

En nuestra oración diaria pedimos al Señor el don de la PAZ.

AUDICIÓN:
Este es tiempo de la misericordia (Espinosa)

 

FORMACIÓN:
Cristianismo a orillas del Nilo: sesión 1.https://youtu.be/Sx150wpew-0

Crux ansata. Museo copto (El Cairo, Egipto) Foto: E. Paniagua

 

1 comentario en “«Trenos» cuaresmales

  1. ISIDORO es un faro, o un espejo de su Señor, en la liturgia y antes y después de la liturgia.

    “Sin la música no hay nada perfecto, digamos que nada
    existe sin ella, porque al decir de los pitagóricos, el mundo
    consta de cierta armonía de sonidos y los mismos cielos
    marcan sus círculos empujados por una armónica
    modulación.
    La música hace vibrar almas y cuerpos, enardece a los
    combatientes, anima a los navegantes, sostiene en su fatiga
    a los labriegos, aplaca los ánimos excitados, hasta las
    bestias se estremecen con sus modulaciones, nuestra voz,
    nuestro pulso, nuestro corazón, marchan al ritmo de la
    armonía y cadencia musical”.
    Etimologias, 1.3, cc. XVI y XVII. San Isidoro 634

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