«En el Nuevo Testamento, la palabra basileia se puede traducir por realeza (nombre abstracto),
reino (nombre concreto) o reinado (de reinar, nombre de acción).
El Reino de Dios es para nosotros lo más importante.
Se aproxima en el Verbo encarnado, se anuncia a través de todo el Evangelio,
llega en la muerte y la Resurrección de Cristo.
El Reino de Dios adviene en la Última Cena y por la Eucaristía está entre nosotros.
El Reino de Dios llegará en la gloria cuando Jesucristo lo devuelva a su Padre…
Esta petición es el Marana Tha, el grito del Espíritu y de la Esposa: “Ven, Señor Jesús” »
(Catec. 2816s)
Según la tradición de la Iglesia, oramos levantando nuestras manos hacia el Señor…
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C. Godoy, Sobre arqueología y liturgia en las iglesias hispánicas,
Rivista di Archeologia Cristiana 76 (2000) 469-480.
C. Godoy, A los pies del templo: espacios litúrgicos en contraposición al altar: una revisión,
Antigüedad y cristianismo: Monografías históricas sobre la Antigüedad tardía, 21 (2004) 473-492.
E. Carrero, Centro y periferia en la ordenación de los espacios litúrgicos: las estructuras corales,
en Hortus Artium Medievalium 14 (2008) 159-179.
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Siete eran siete los diáconos en san Isidro.
Veinticuatro los presbíteros con cordófonos de tres cuerdas.