No hay señal mas segura de la renovación, el despertar, el renacer, que la primavera. Las flores son su sello. Hasta en los pedregosos bordes del camino y del asfalto.
La oración en primavera es como una polinización cruzada de las flores.
Belleza, perfección, pureza, fecundidad, resurrección, alegría.
Alquimia de color.
Geometría sagrada que incluye la cruz.
Alegría aun con la sombra de la ausencia..
Florecemos con la flor.
No es la perfecta rosa la presencia de la Virgen María?
No está el prado adornado de colores y fragancia regado por el rocío del cielo?
Que buena y alimenticia clase sería aprender y leer de y sobre esta persona, referencia de la fe hispana, que influyó en Leandro e Isidoro.
Elogio que le dedicó Isidoro:
«… Martín de Dumio, santísimo pontífice de un monasterio, llegó por mar desde las regiones orientales a Galicia, y allí, tras haber convertido a los suevos de la impiedad arriana a la fe católica, instituyó la regla de la fe y de la santa religión, reformó las iglesias, fundó monasterios, redactó de manera abundante preceptos para la educación religiosa. Yo he leído, por mi parte, su libro sobre las Diferencias sobre las cuatro virtudes, y otro volumen de cartas: en sus escritos exhorta a enmendar nuestra vida y a conducirnos con fe, a orar sin cesar, a distribuir limosnas y, por encima de todo, a cultivar las virtudes y a mostrarnos buenos con todos. Brilló en tiempos del rey suevo Teodomiro, en la época en que Justiniano en el Imperio y Atanagildo en las Españas, ejercían el poder supremo…»
Isidoro de Sevilla Varones ilustres, Capítulo 12.
«Nacido en Panonia, llegué atravesando los anchos mares y arrastrado por un instinto divino, a esta tierra gallega, que me acogió en su seno. Fui consagrado obispo en esta iglesia tuya, ¡oh glorioso confesor San Martín!; restauré la religión y las cosas sagradas, y habiéndome esforzado por seguir tus huellas, yo, tu servidor Martín, que tengo tu nombre, pero no tus méritos, descanso aquí en la paz de Cristo».
Cinco años después de su muerte, los visigodos conquistan el reino suevo, tras siglo y medio de existencia.
OBRAS:Teológicas, litúrgicas y morales
De correctione rusticorum. Hay traducción española moderna de Rosario Jove Clos (Barcelona: El Albir, 1981)
De differentiis quatuor virtutum
De Pascha
Epistola ad Bonifacium de trina mersione
Formula vitae honestae
De ira
Pro repellenda iactantia
De superbia
Exhortatio humilitatis
Traducciones del griego
Canones ex orientalium patrum synodis
Sententiae patrum Aegyptiorum
Verba seniorum
Lírica:
Versus in Basilica
In refectorio
Epitafio
No hay señal mas segura de la renovación, el despertar, el renacer, que la primavera. Las flores son su sello. Hasta en los pedregosos bordes del camino y del asfalto.
La oración en primavera es como una polinización cruzada de las flores.
Belleza, perfección, pureza, fecundidad, resurrección, alegría.
Alquimia de color.
Geometría sagrada que incluye la cruz.
Alegría aun con la sombra de la ausencia..
Florecemos con la flor.
No es la perfecta rosa la presencia de la Virgen María?
No está el prado adornado de colores y fragancia regado por el rocío del cielo?
SAN MARTÍN DE DUMIO, BRAGA
Que buena y alimenticia clase sería aprender y leer de y sobre esta persona, referencia de la fe hispana, que influyó en Leandro e Isidoro.
Elogio que le dedicó Isidoro:
«… Martín de Dumio, santísimo pontífice de un monasterio, llegó por mar desde las regiones orientales a Galicia, y allí, tras haber convertido a los suevos de la impiedad arriana a la fe católica, instituyó la regla de la fe y de la santa religión, reformó las iglesias, fundó monasterios, redactó de manera abundante preceptos para la educación religiosa. Yo he leído, por mi parte, su libro sobre las Diferencias sobre las cuatro virtudes, y otro volumen de cartas: en sus escritos exhorta a enmendar nuestra vida y a conducirnos con fe, a orar sin cesar, a distribuir limosnas y, por encima de todo, a cultivar las virtudes y a mostrarnos buenos con todos. Brilló en tiempos del rey suevo Teodomiro, en la época en que Justiniano en el Imperio y Atanagildo en las Españas, ejercían el poder supremo…»
Isidoro de Sevilla Varones ilustres, Capítulo 12.
San Martín muere hacia 579-580 y es enterrado en la capilla de San Martín de Tours del monasterio de Dumio, en un sarcófago (precioso que es una pena no poder añadir fotos, hay en este enlace: https://antonioromansanchezrodriguez.blogspot.com/2018/01/orense-ya-permite-que-le-hagan-turismo.html), donde es labrado un epitafio redactado por él mismo en hexámetros:
«Nacido en Panonia, llegué atravesando los anchos mares y arrastrado por un instinto divino, a esta tierra gallega, que me acogió en su seno. Fui consagrado obispo en esta iglesia tuya, ¡oh glorioso confesor San Martín!; restauré la religión y las cosas sagradas, y habiéndome esforzado por seguir tus huellas, yo, tu servidor Martín, que tengo tu nombre, pero no tus méritos, descanso aquí en la paz de Cristo».
Cinco años después de su muerte, los visigodos conquistan el reino suevo, tras siglo y medio de existencia.
OBRAS:Teológicas, litúrgicas y morales
De correctione rusticorum. Hay traducción española moderna de Rosario Jove Clos (Barcelona: El Albir, 1981)
De differentiis quatuor virtutum
De Pascha
Epistola ad Bonifacium de trina mersione
Formula vitae honestae
De ira
Pro repellenda iactantia
De superbia
Exhortatio humilitatis
Traducciones del griego
Canones ex orientalium patrum synodis
Sententiae patrum Aegyptiorum
Verba seniorum
Lírica:
Versus in Basilica
In refectorio
Epitafio