El libro de Daniel:
pinceladas catequéticas

Daniel y el ángel en un manuscrito hispano.

 

En el Antiguo Testamento, la versión griega del libro de DANIEL contiene varios pasajes que no figuran en el texto hebreo: son parte de los escritos “deuterocanónicos”.

El primero es la oración de Azarías y el magnífico “Canto de las criaturas” entonado por los compañeros de Daniel. Ambos textos provienen de la liturgia israelita y fueron incorporados con algunas adaptaciones al relato de Dn 3. Este canto de alabanza, en la liturgia hispana, recibe el nombre de “Benedictiones”.

Luego siguen tres pintorescas narraciones de carácter “edificante”, sin ninguna relación con el resto del Libro, que presentan como héroe legendario a Daniel.

En la famosa “historia” de Susana, se pone de relieve la protección que el Señor concede a los justos y el triunfo de la inocencia sobre la maldad (Dn 13).

Finalmente, los relatos del dios Bel y el Dragón son una sátira contra la idolatría, utilizada por los judíos de Alejandría en su polémica contra el paganismo (Dn 14). El capítulo concluye con el relato del foso de los leones.

“El libro que lleva el nombre de DANIEL fue escrito hacia el 165 a. C., cuando el rey Antíoco IV Epífanes pretendió helenizar por la fuerza al Pueblo judío, obligándolo a abandonar la Ley de Moisés y a practicar el culto pagano difundido en todo el Imperio seléucida. Su autor vivió en tiempos de la insurrección de los Macabeos. Pero, a diferencia de estos, él no apela a la resistencia armada contra el opresor extranjero, sino que espera y anuncia una intervención extraordinaria del Señor, que es capaz de salvar a su Pueblo incluso de la muerte.

Con toda propiedad, este Libro puede ser llamado el “Apocalipsis” del Antiguo Testamento. Como el que figura al final del Nuevo Testamento, también el Apocalipsis de Daniel contiene una interpretación religiosa de la historia universal y un mensaje de esperanza para el Pueblo de Dios perseguido a causa de su fe. Además, ambos Libros tienen la misma forma de expresión literaria -el estilo “apocalíptico”, muy difundido en el Judaísmo a partir del siglo ll a. C.- cuyo rasgo más notorio es la profusión de imágenes sorprendentes, de alegorías casi siempre enigmáticas y de visiones simbólicas.

La obra se divide en dos partes bastante diversas. La primera (caps. 1 – 6), de carácter narrativo, relata seis episodios de la vida de Daniel y de sus compañeros en el exilio. La segunda (caps. 7 – 12) es la parte estrictamente “apocalíptica”, que tiene sus antecedentes en los escritos proféticos, sobre todo, en las visiones de Ezequiel y Zacarías. A esta obra original, escrita en hebreo y arameo, se le agregaron posteriormente algunos fragmentos en griego, que figuran entre los Libros “deuterocanónicos””.

 

1 comentario en “El libro de Daniel:
pinceladas catequéticas

  1. No conocía la existencia de estos libros – 7 – llamados deuterocanónicos de estilo apocalíptico. Incluyen historias que, al pasar a formar parte del Antiguo Testamento, nos resultan familiares.
    Me llama la atención la gran riqueza de textos que existían en esa época precristiana que forman parte de la historia del Pueblo de Dios.

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