A la Natividad de La Virgen María

Vuelan a la cuna
de la dulce Niña
los dulces acentos
de los viejos salmos,
cantan la belleza
de la santa infante,
gloria de su raza,
reina de esperanza.

La Sión sacrosanta
se viste de fiesta,
los profetas miran
la hija añorada,
que salta de gozo
al ver realizada,
la eterna promesa
del Dios de la Alianza.

Nardo y azucenas
se han citado ahora,
en la cuna santa
difunden su aroma,
se unen la mirra
y la rosa pura
para hacer la cuna
de la Niña amada.

Dios la quiso bella,
Dios la hizo santa,
pureza es su nombre
pureza se llama,
y todos acuden
reverente el alma
al saber que nace
nuestra Inmaculada.

Fiesta es esta fiesta,
de otrora anunciada
Israel la espera,
la iglesia la canta,
porque una pequeña,
la Virgen amada,
entre los mortales
puso su morada.

Ana, nos han dicho,
su madre se llama,
Joaquín es su padre,
la historia lo canta.
Fueron escogidos
para abrir el alma
y tejer la cuna
de la hija amada.

Vamos, pues, nosotros
con las pobres arpas
que recogen pías
las notas más altas.
Vengan los panderos,
también las guitarras,
a cantar con todos
a la Niña santa.

Será Madre pura
del Señor que aguarda,
el pueblo cautivo
con tanta esperanza.
Será también Reina,
Paloma, alborada,
rosa sin espinas,
de luz coronada.

Denos el Espíritu
la nota inspirada,
préstennos los Salmos
su santa palabra,
para decir Salve
a la que ha nacido
Madre del Mesías,
virgen bien amada.

En muchas naciones
hoy es fiesta santa.
Hispania la entona
Mozarabia danza,
En Brasil es fiesta,
Cuba la proclama,
Colombia la anuncia
Y todos la cantan.

Al Padre la gloria,
por siglos sea dada,
al Espíritu honra,
sea hoy proclamada,
porque han dado al Hijo
una dulce morada,
y le han preparado
la Madre más santa.

Amén.

P. Diego Alberto Uribe Castrillón.
Colombia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *