Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico.
El tiempo de Adviento tiene una doble índole:
es el tiempo de preparación para las solemnidades de Navidad,
en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres.
Pero, Adviento es, también, el tiempo
en el que se dirigen las mentes
hacia la expectación de la segunda venida de Cristo
al fin de los tiempos;
lo confesamos en el Credo de la misa:
“de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin”.
En el Rito romano, este es el objeto del primer domingo.
Por estas dos razones el
Adviento se nos manifiesta
como tiempo de una expectación piadosa y alegre.
Luego, las ferias del 17 al 24 de diciembre
tienen la finalidad de preparar más directamente la Navidad.
Una fiesta de neto cuño español es
Santa María (18 dic.);
popularmente, se celebra bajo la advocación
de Nuestra Señora de la Esperanza,
La Virgen de la O, etc.
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EVANGELIO DE LA MISA del Ciclo B
“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y
dio a cada uno de sus criados su tarea,
encargando al portero que velara.
Velad entonces,
pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa,
si al atardecer, o a medianoche,
o al canto del gallo, o al amanecer:
no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡velad!”
(San Marcos 13, 33-37).
Invocación para repetir a menudo en esta semana:
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
(Salmo 88, 8)