Si fuera judío lo resolvería con un pacto, alianza, pueblo.
Soy aprendiz de cristiano. Quisiera «hacer» un buen camino hacia la muerte y la resurrección.
¿Había que responder, o solo reflexionar?
¿He caído en una trampa?
¿Es esto un diálogo?
Comprender lo que quiere decir «ojalá» es construir jardines invisibles que un día podremos habitar.
Si Dios quiere (n-sha-Al-lâh) no es una fórmula piadosa, sino una invocación: el deseo de que la potencia generadora de la vida nos sea favorable. Esto puede suceder en relación a las pequeñas cosas, pero aún más con respecto a nuestros anhelos más profundos.
¿Porque necesitamos de la participación de esa potencia? Porque nuestra aspiración más íntima nos lleva a lo desconocido, a recorrer caminos que superan con mucho nuestras fuerzas actuales. No tenemos el poder de procurarnos lo que deseamos, pero no por ello deja de ser posible. Solo queda rendirse. Pero este sentimiento de impotencia no nos lleva a la desesperación, sino a la confianza: si nos confiamos a la vida, la vida conspirará con lo que nuestro corazón desea. Pues nosotros mismos somos parte de algo más grande, de una matriz de vida con la cual nos sabemos íntimamente conectados.
En esta conjunción sagrada nuestro anhelo se eleva y enraíza en lo divino. ¡Ojalá! Si Dios quiere.
¿Que quiero hacer?
Quisiera dejar de acumular y engordar: tener, leer, estudiar, coleccionar., si no es para crear algo nuevo que dar, servir, ofrecer.
Hacer?,
Ser… buen compañero; padre, esposo, amigo,
Si fuera judío lo resolvería con un pacto, alianza, pueblo.
Soy aprendiz de cristiano. Quisiera «hacer» un buen camino hacia la muerte y la resurrección.
¿Había que responder, o solo reflexionar?
¿He caído en una trampa?
¿Es esto un diálogo?
Dice un amigo…
Comprender lo que quiere decir «ojalá» es construir jardines invisibles que un día podremos habitar.
Si Dios quiere (n-sha-Al-lâh) no es una fórmula piadosa, sino una invocación: el deseo de que la potencia generadora de la vida nos sea favorable. Esto puede suceder en relación a las pequeñas cosas, pero aún más con respecto a nuestros anhelos más profundos.
¿Porque necesitamos de la participación de esa potencia? Porque nuestra aspiración más íntima nos lleva a lo desconocido, a recorrer caminos que superan con mucho nuestras fuerzas actuales. No tenemos el poder de procurarnos lo que deseamos, pero no por ello deja de ser posible. Solo queda rendirse. Pero este sentimiento de impotencia no nos lleva a la desesperación, sino a la confianza: si nos confiamos a la vida, la vida conspirará con lo que nuestro corazón desea. Pues nosotros mismos somos parte de algo más grande, de una matriz de vida con la cual nos sabemos íntimamente conectados.
En esta conjunción sagrada nuestro anhelo se eleva y enraíza en lo divino. ¡Ojalá! Si Dios quiere.
Quiero tener siempre una “Actitud Positiva” ante la vida, más que buscar un único propósito.