EL TIEMPO PASCUAL en la enseñanza de la Iglesia romana

Algunos puntos de la Carta <Paschalis Sollemnitatis>

 

  1. La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual. Los cincuenta días que van del domingo de Resurrección al domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo, más aún, como el «gran domingo» (105).
  1. Los domingos de este tiempo han de ser considerados y llamados como «domingos de pascua» y tienen precedencia sobre cualquier fiesta del Señor y cualquier solemnidad… (106).                                                                      Las celebraciones en honor de las Santísima Virgen o de los santos, que caen entre semana, no pueden ser trasladadas a estos domingos (107).

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Pascua 2018

Dios todopoderoso,
concede a nuestro corazón la verdadera alegría,
para que, en este día de salvación,
renovada la alianza de tu amistad,
evitemos cualquier forma de engaño.
R/. Amén.

Porque tú eres nuestra paz verdadera,
caridad indivisible;
tú, que vives contigo mismo
y reinas con tu Hijo y el Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

Celebración de la octava de Pascua

Dios todopoderoso y eterno,
por nuestra redención enviaste a tu Hijo,
que es la Palabra eterna,
y fue engendrado en el seno virginal de María,
para que, revestido de nuestra carne,
nos librase de la carga de nuestros pecados.
Ten piedad de nosotros,
De modo que, podamos decir desde la tierra,
la oración que él mismo se dignó enseñarnos:

Padre nuestro…

Oramos en la octava de Pascua

Por ti, Señor,
y con motivo de tu resurrección,
entonamos nuestros cantos de alabanza;
te pedimos que,
así como te dignaste aceptar la muerte
y resucitar al tercer día,
por nosotros, pecadores,
nos concedas ser perdonados de todas nuestra culpas.

R/. Amén.

Por tu misericordia, Dios nuestro,
en cuya presencia recitamos los nombres
de los santos Apóstoles y Mártires,
Confesores y Vírgenes.

R/. Amén.

Lunes de Pascua

Oramos en Pascua 
con la liturgia visigótica
 Dios todopoderoso y eterno,
acepta la alabanza de tu Iglesia
que, en esta celebración
del día de la resurrección de tu Hijo,
se siente recreada
por la esperanza de su futura gloria;
que en medio de las dificultades y sufrimientos,
desterrados aún y lejos de ti,
te glorifiquemos
con todas tus criaturas del cielo y de la tierra,
esperando que un día
podamos unir nuestros cantos
a los del cortejo victorioso
del Cordero que venció
y reina ahora contigo,
en medio de la asamblea de los Santos,
por los siglos de los siglos. Amén
 Venció el León de la tribu de Judá; Aleluya

(cf. Ap 5,5)

Jueves de la traición y de la entrega

 

Acepta benigno, Dios clementísimo,
y acoge propicio estas súplicas…
Te las presenta en tu santa Iglesia católica
el ministerio de tus sacerdotes,
en honor y en conmemoración de tus santos,
para alejar cualquier desastre o calamidad
y obtener la salvación de los pueblos,
para evitar todo peligro de muerte,
para la reconciliación y el perdón de los pecados,
para alcanzar el consuelo de la paz
y concédenos poder llevar una vida intachable.

R/. Amén.

 

Porque tú eres la vida de los que viven,
la salud de los enfermos,
y el descanso de todos los fieles difuntos
por todos los siglos de los siglos.

R/. Amén.