Felices quienes contemplan en las noches serenas
alguna estrella diferente que dé sentido a su vida
y lo apuestan todo por seguirla.
Felices quienes se enfrentan
en el desierto de la vida a lo desconocido,
a las fieras que intentan devorarles,
a los propios miedos,
al deseo de volver atrás.
Felices quienes llevan bien aferrado en su corazón
el mayor regalo que piensan gozar y ofrecer cuando,
en el momento oportuno,
lleguen a su preciado destino.
Felices quienes miran más allá de las dificultades,
de los sufrimientos y de las alegrías,
y prosiguen, desde lo concreto,
paso a paso, su propio camino.
Felices quienes no creen en apariciones,
ni escuchan voces de lo alto,
sino que descubren la epifanía profunda del Misterio
en las personas y en los hechos diarios de la vida.
Felices quienes llegan al destino de su viaje
para adorar a Dios en la sencillez,
solidaridad y pobreza
de los más vulnerables de la historia.
Felices a quienes Dios les revela,
en los detalles más nimios de la existencia,
los mayores misterios
que les conducirán a su más profunda humanidad.
Felices quienes declaran festivos los días
en los que reciben las manifestaciones
de la presencia cercana de Dios
cuando hay signos de paz,
de liberación, de justicia,
de solidaridad y amor.
Autor: Miguel Ángel Mesa.
Es ciertamente admirable,
sorprendente y eficaz
el ofrecer luz y paz
y todo lo deseable.
¡Muy bueno!
luis Vázquez
SENHOR a LUZ da TUA ESTRELA que ilumina o deserto da minha vida e me ajuda a ser prudente como as serpentes e simples como as pombas e me e dá
o auxilio de bem discernir, faça com que eu TE sinta e TE veja a fim de seguir por outro caminho e um dia TE possa contemplar FACE a face