En el Oficio de las Horas del Rito Romano,
“con gran honor, introducido por el signo de la cruz,
se entona el cántico evangélico de la bienaventurada Virgen María
(cf. Lc 1, 46-55).
Ya atestiguado por la Regla de san Benito (cap. 12 y 17),
conocemos el uso de cantar en las Laudes el Benedictus
y en las Vísperas el Magníficat,
«que la Iglesia romana ha empleado y ha popularizado a lo largo de los siglos»
(OGLH, 50).
«En efecto, estos cánticos son ejemplares
para expresar el sentido de alabanza y de acción de gracias a Dios
por el don de la redención”
(san Juan Pablo II).
Audición: «Benedictus» en español,
«Magnificat» en latín, con letra:
Impactante el canto en Latín del Magnificat.
Cánticos inspirados, proclamados por Zacarías y María, llenos del Espíritu Santo. Y en ambos casos, cantos de profunda alegría ante las nuevas vidas que se están gestando, fruto de la acción de Dios, que cumple sus promesas. También cantos proféticos. A veces los recitamos de memoria sin pensar lo que decimos, pero cuando rezamos con ellos nos contagiamos de esa gratitud y alabanza. Deo gratias.