<Para nosotros, la luz es Jesucristo.
Toda la Iglesia se orienta a Cristo:
Ad Dominum.
Una Iglesia cerrada sobre sí misma
en un círculo habría perdido su razón de ser.
Para ser ella misma,
la Iglesia debe vivir cara a Dios.
¡Nuestro punto de referencia es el Señor!
Sabemos que Él vivió con nosotros
y que volvió al Padre en el Monte de los Olivos,
situado en el Este de Jerusalén.
Y que volverá de la misma forma.
Disponernos en esa dirección,
hacia el Señor,
implica esperarle cada día>.
Card. Sarah,
C. del Culto Divino y los Sacramentos