Me gusta obedecer a la máxima de Santo Tomás de Aquino:
«No digas nada, a no ser que,
tengas algo que decir».
A mi entender, la sentencia que nos presentan aquí, es lo suficientemente explícita, como para que, en mi humilde opinión, solo necesite corroborarla con un simple ¡¡GENIAL!!
Y, obedeciendo, siempre, al plan que el Señor tenga para mí, le pido que me ayude a agradarle a Él, antes que a los hombres.
Ya los demás emitirán su propia opinión,
pero el Espiritu Divino vendrá en mi ayuda
para decirme «¿y a tí qué?
Él mismo, me dará la Fuerza para que ore, tambien por mis detractores…
o «enemigos».
¡¡GENIAL!!
¿Qué eso? de ¡¡GENIAL!!
Me gusta obedecer a la máxima de Santo Tomás de Aquino:
«No digas nada, a no ser que,
tengas algo que decir».
A mi entender, la sentencia que nos presentan aquí, es lo suficientemente explícita, como para que, en mi humilde opinión, solo necesite corroborarla con un simple ¡¡GENIAL!!
Y, obedeciendo, siempre, al plan que el Señor tenga para mí, le pido que me ayude a agradarle a Él, antes que a los hombres.
Ya los demás emitirán su propia opinión,
pero el Espiritu Divino vendrá en mi ayuda
para decirme «¿y a tí qué?
Él mismo, me dará la Fuerza para que ore, tambien por mis detractores…
o «enemigos».
AMÉN, Lupe y ¡gracias!
¡Gracias, ELLE!
Que me importa que me bendigam ou maldigam só o SENHOR me há-de julgar.
¡¡¡GENIAL!!! pero que muy ¡¡¡GENIAL!!!
siempre en mi humilde opinión.