Día del rosario


Torre de la Virgen en la Sagrada Familia
(Barcelona)

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“El Rosario o Salterio de la Virgen es una de las oraciones más excelsas a la Madre del Señor.
Para los que recitan una tercera parte del Rosario, la costumbre distribuye los misterios según los días de la semana…
Esta distribución, si se mantiene con demasiada rigidez, puede dar lugar a una oposición entre el contenido de los misterios y el contenido litúrgico del día: se puede pensar, por ejemplo, en la recitación de los misterios dolorosos en el día de Navidad, cuando sea viernes.

En estos casos se puede mantener que «la característica litúrgica de un determinado día debe prevalecer sobre su situación en la semana; pues no resulta ajeno a la naturaleza del Rosario realizar, según los días del Año litúrgico, oportunas sustituciones de los misterios, que permitan armonizar ulteriormente el ejercicio de piedad con el tiempo litúrgico».

Así, por ejemplo, actúan correctamente los fieles que el 6 de enero [caiga en el día que caiga], solemnidad de la Epifanía, recitan los misterios gozosos y como «quinto misterio» contemplan la adoración de los Magos, en lugar del episodio de Jesús perdido y hallado en el templo de Jerusalén. Obviamente, este tipo de sustituciones se debe realizar con ponderación, fidelidad a la Escritura y corrección litúrgica.

[Lo mismo habría que decir de la Semana de Pascua, por ejemplo, en que se deben meditar los misterios gloriosos durante la octava].

Para favorecer la contemplación y para que la mente concuerde con la voz, los Pastores y los estudiosos han sugerido en muchas ocasiones restaurar el uso de la cláusula, una antigua estructura del Rosario que sin embargo nunca desapareció del todo.
La cláusula, que se adapta bien a la naturaleza repetitiva y meditativa del Rosario, consiste en una oración de relativo que sigue al nombre de Jesús y que recuerda el misterio enunciado. Una cláusula correcta, fija para cada decena, breve en su enunciado, fiel a la Escritura y a la Liturgia, puede resultar una valiosa ayuda para la recitación meditativa del santo Rosario”. [p.e.: Jesús, encarnado; Jesús bautizado en el Jordán; Jesús, orante en Getsemaní; Jesús, muerto en la cruz; Jesús, resucitado de entre los muertos, etc.]» (Dir. Pied. Pop. Lit. 197. 200. 201).

En esta Jornada nos unimos a la Madre de Jesús y Madre nuestra, pidiendo -con el rosario– su intercesión ante Dios Uno y Trino por el bien y las necesidades de todos. Se presentan hoy algunos misterios específicos “que forman un conjunto particularmente significativo” y con unas intenciones de consuelo y fortaleza.

El primer misterio, gozoso, será la Anunciación de la Santísima Virgen y Encarnación del Señor y se pide meditar en que “no estamos solos ni abandonados a nuestras solas fuerzas”.

El segundo misterio, luminoso, será el Anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión, contemplando “el hermoso plan divino sobre la humanidad, que Cristo nos invita a recibir, asumir y difundir”, y que es la “comunión con Dios Trinidad y de los seres humanos entre sí”.

El tercer misterio, doloroso, será la Oración de Jesús en el Huerto de los Olivos, pensando en Él como en “uno de nosotros, menos en el pecado: supo lo que es la angustia, el dolor y la muerte, pero invocó la fuerza de Dios y ofreció su vida como servicio al bien y la salvación de todos”.

El cuarto misterio, glorioso, será la Resurrección del Señor, para recordar que “la última palabra no la tienen ni el dolor ni la muerte, ni el mal ni el demonio”.

El quinto misterio, glorioso, será la Venida del Espíritu Santo, porque “el Señor prometió el Espíritu Santo como defensor, consuelo, fortaleza” y hemos de invocarle especialmente “cuando surgen temores, dudas, tristeza y desesperanza”.

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“Dios me ha creado para una misión concreta.
Me ha confiado una tarea
que no ha encomendado a otro.
Tengo mi misión.
Puede que nunca la conozca en esta vida,
pero me será revelada en la futura. (…)

Por eso confiaré en Él.
Sea lo que sea, esté donde esté,
jamás seré abandonado.
Si estoy en la enfermedad,
mi enfermedad puede servirle;
si en la perplejidad,
mi perplejidad puede servirle;
si estoy en el dolor, mi dolor puede servirle.
Mi enfermedad o perplejidad,
mi dolor puede ser la causa de un gran fin,
que está muy por encima de nosotros.
Él no hace nada en vano;
Él puede prolongar mi vida,
o la puede acortar;
Él sabe lo que quiere.
Puede quitarme mis amigos,
puede dejarme entre extraños,
me puede hacer sentir desolado,
hacer que mi espíritu se hunda,
ocultarme el futuro.
Aun así, Él sabe lo que quiere”.
san John Henry Newman

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Antifonario mozárabe de León, fol. 5v.

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Miniatura en el <beatus> mozárabe de Fernando: «Vi una gran muchedumbre»

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Cf. Beato de Liébana

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FORMACIÓN:
Ángela Franco Mata, Iconostasio e iconos:
Iconostasio e iconos

1 comentario en “Día del rosario

  1. Muchas Gracias. ¿Se podría rezar este rosario que propuso todo el mes de octubre? Yo los rezaba por día el que tocará a tiro fijo… pero tiene más sentido así acompañando a la época del año (navidad, pascua…) concreta en la que estamos. Y lo de mezclarlos en un mismo rosario una parte gozosos, luminosos también es muy buena idea. Lo de la cláusula tampoco lo sabía y es cierto que te reubica mucho mejor.

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