Oramos con nuestra antigua liturgia hispana:
Señor Jesucristo, que antes del comienzo del mundo reinas con el Padre y el Espíritu Santo reinas y tu reino no tendrá fin.
Que has venido en la plenitud de los tiempos para la salvación del mundo, tal y como habías prometido por la ley y los profetas, grandes muchedumbres, al enterarse de que te venías ya a Jerusalén para la fiesta, se te acercaron y se pusieron a gritar de alegría y cortaron ramos de palmera gritando:
Hosanna al hijo de David.
Por eso nosotros también suplicantes, en oración insistente, rogamos a tu majestad;
que ya que has venido para redimirnos, nos libres de los vínculos de nuestros pecados.
R/. Amén.
Disipa nuestros males.
R/. Amén.
Cura nuestras enfermedades.
R/. Amén.
Concédenos un clima favorable.
R/. Amén.
Concédenos a todos seguridad en nuestros tiempos con el perdón de nuestros pecados.
R/. Amén.
Santifica con tu bendición estos ramos y estas palmas
que el pueblo ha de llevar hoy de mano en mano por nuestro servicio.
R/. Amén.
Que todos los que los lleven, sean colmados de gracia
y reciban el consuelo de la salvación.
R/. Amén.
Y al igual que se alegran por la solemnidad de este día
así llenes con tu bendición + sus moradas
y concedas limpieza de todo contagio a los cuerpos y a las almas
y les asignes los carismas de las gracias espirituales.
R/. Amén.
Que las fiestas pascuales, con tu auxilio,
nos sostengan en alegría compartida.
Porque siguiendo tu precepto ahora decimos:
Padre nuestro…
Formulario completo en:
Gloria , laus et honor. Teodulfo.
Domingo de Ramos
https://youtu.be/b7Bl7oJNPks
Gracias por la abundancia del Formulario completo.
La Acción de gracias, Illatio, de este Domingo de Ramos, es una oración de elaboración y filigrana góthica. Merece leerla mas de una vez.
No hay hosana… ni ramos de palmera o sauce. Es una glosa del Credo en lacería miniada, y mas.
«Es digno y justo, Padre omnipotente, que te demos siempre gracias por Jesucristo tu Hijo, Señor nuestro.
A quien tú, Padre clementísimo engendraste antes de los siglos, sin que experimentaras al engendrar división o mutación, sino que permaneciste esencialmente todo en el Hijo y todo en ti mismo, sin mengua alguna, y sin reservar nada para ti, cuando se te reconoce haberlo creado todo.
De modo que, siendo Hijo unigénito del Ingénito, consustancial, coeterno e igual a ti, poseyera contigo una misma plenitud de la divinidad, gozara también de idéntica eternidad y reinara en la igualdad de un mismo señorío junto con el Espíritu Santo correinante. El cual, procediendo de ambos, ni es engendrado, ni creado, sino creador de todo y Señor.
Pues él mismo creó la carne de Cristo, cuando se dispuso a padecer la cruz por la salvación de los pueblos. Y a él hemos recibido de ti como prenda de celestial herencia, y cuyo nombre es saludable, pensamos, confesarle en el bautismo para que, renacidos a imagen de la Trinidad, merezcamos ser contados como hijos de Dios Padre todopoderoso.
Cuyo Hijo afirmamos en el bautismo que es un solo Dios salvador contigo y con el Espíritu Santo, y pedimos que este sacrificio sea santificado por él, por quien te aclamamos en la Tierra a imitación de la celeste milicia, diciendo así:»