Domingo VI de Cuaresma  o de Ramos

Este es el domingo con el que comienza la última semana
que nos lleva a la Santa Pascua.
En él tuvo mucha importancia -en nuestra tradición hispana-
la «Profesión de fe»:
es el Domingo de «la entrega del Credo»
a los que van a ser bautizados en la Santa Noche.
En el Rito Romano se acentúa la cercanía
de la Gloriosa Pasión del Señor.

 

La semana que hoy empieza nos emplaza
-casi a diario-
al encuentro eclesial con los misterios del Señor.

 

Os invitamos en la Basílica de La Concepción:
  • el Lunes Santo, a las 20 h., a la audición del canto de la Semana Santa con textos escogidos
  • el Martes Santo, a las 19 h., a la última Misa de esta Cuaresma.

7 comentarios en “Domingo VI de Cuaresma  o de Ramos

  1. Ramos. Corazón de niños, que disfrutan con su héroe, el hijo de David, el rey, con palmas, ramos de olivo como «brotes de olivo», romero y cantueso. Huele a santo, como huele la naturaleza. Como niños, como catecúmenos que aprenden de memoria el «Credo», pues aunque se repita y repita es «incomprensible» a la razón de la mente, sólo a la razón del corazón, a la adhesión de la amistad o pacto: el Creador del cielo y tierra, su Hijo a la derecha que nació.., murió y resucitó… y juzga, su Espíritu de dones que enseña por dentro y por fuera en sacramentos y en comunidad, y que nos volverá a reunir en el mundo futuro…
    Subir a Jerusalén… ¿hay una imagen mas esperanzadora?. Una empedrada cuesta que huele a romero y cantueso, subir cantando con los niños hebreos…

    Nos sentamos y… escuchamos, en pie la «pasión» enterita. Empezamos a llorar. Quedan seis días de lágrimas, de emoción el jueves (me lavan y besan los pies, me dan pan partido y vino de su copa), de humana adhesión el viernes, lágrimas secas el sábado. Lágrimas cósmicas la madrugada del Domingo.
    Como niños…

  2. De Teodulfo el mozarabe obispo de Orleans, amigo e instructor de Carlomagno
    Gloria, laus et honor… para domingo de ramos.
    https://youtu.be/mfNAJ8t3uoc

    Me encanta: ibero mozarabe, en la septimania, en Aquisgran y en Orleans… y Roma.
    Ya me gustaría tener melodías de Isidoro, Leandro, Ildefonso y Julian…

  3. HOY, al entrar en la Ciudad Santa para participar de la Pasión, cantamos:

    ¡Gloria, alabanza y honor!
    ¡Gritad HOSANNA,
    y haceos como los niños hebreos,
    al paso del Redentor!
    ¡Gloria, alabanza y honor,
    al que viene
    en el nombre del Señor!

    Del monje Teodulfo, de familia visigoda,
    obispo de Orleans (+ 821)

  4. «Gloria, alabanza, honor……y amor; un amor que sobrepasa con creces nuestro entendimiento hasta tal punto que lo llamamos «misterio». Nuestras palabras quedan cortas.

  5. El primer relato de las celebraciones de Semana Santa incluyen una descripción del Domingo de Ramos que se encuentran en el diario del viaje de una mujer llamada Egeria. Egeria, también conocida como Etheria, era una monja del siglo IV que documenta su peregrinaje a Tierra Santa.

    Habla de ver como en Jerusalen el día que los Cristianos celebran la entrada de Jesus en la ciudad. Habla de como se lee el pasaje del Evangelio que describe como los niños palmas y ramas al encuentro del Señor diciendo : «Bendito el que viene el nombre del Señor. Inmediatamente el obispo se levanta y todos le acompañan a pie desde la cima del Monte de Olivos cantando himnos y antífonas. Así se acompaña al obispo igual que acompañaron al Señor en el pasado.

    Lo que describe Egeria se cree que es una manera de replicar la celebración de la llegada de Cristo que se describe en los Evangelios. El antecedente histórico de la procesión quedó reflejado en la descripción de la liturgia de Egeria.

  6. La liturgia de la antigua tradición romana (hasta 1955) bendecía los ramos en este domingo de “Pascua florida” con una oración particularmente interesante: Deus, qui miro dispositionis ordine. Una antigua traducción que se difunde en Madrid, en 1817, ofrece esta versión:
    <Oh Dios, que por el admirable orden de tu providencia quisiste mostrarnos en las cosas insensibles la economía de nuestra salvación: suplicámoste nos concedas, que los devotos corazones de tus fieles saludablemente entiendan los misterios que se representan en la acción de aquel pueblo, que por inspiración del cielo salió el día de hoy a recibir al Redentor, y echó por el camino ramos de palma y olivo.

    Los ramos de palma anuncian los triunfos contra el príncipe de la muerte; y los ramos de olivo, en cierto modo, publican haber llegado la unción espiritual. Pues, ya entonces, aquel pueblo feliz entendió que esta ceremonia era una figura del combate que nuestro Redentor, compadecido de las miserias del hombre, debía dar al príncipe de la muerte, y vencerlo muriendo, para dar vida a todo el mundo. Y con este espíritu practicó aquella ceremonia, que declarase la gloria de su triunfo, y la abundancia de su misericordia. Y así en vista de esta acción, y de los misterios que la fe nos descubre; rogámoste, humildemente, Señor Santo, Padre omnipotente, Dios eterno, por el mismo Jesucristo Señor nuestro, que en él mismo, y por él mismo, cuyos miembros quisiste que fuésemos, triunfemos del imperio de la muerte, y merezcamos ser partícipes de la gloriosa resurrección del mismo que vive y reina contigo…>.

    Anton Baumstark cree distinguir, tanto en este como en otros textos del Ordo anterior, reminiscencias de antiguos textos griegos de la liturgia del Domingo de Ramos. “En todo caso, no estará mal que retengamos de esta oración lo que las palmas y ramos de olivo quieren decir: que en estos días nos acercamos a la victoria de Cristo sobre la muerte y a la unción con el Santo Pneuma del Resucitado”: Emiliana Löhr, Los misterios pascuales, ed. Guadarrama, Madrid 1963, pág. 49s.

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