El árbol en los cuentos populares

catequesis

El árbol santo y las imágenes de la Navidad: primera catequesis familiar

4. El árbol en los cuentos populares

Desde hace siglos, con el fin de integrar el símbolo universal del árbol de la vida, la gente sencilla acuñó las leyendas. Muy extendida era la creencia según la cual de una semilla del árbol del Paraíso había nacido otro árbol, de cuya leña siglos más tarde se haría la cruz salvadora del Gólgota. Los cuentos en torno al fuego de invierno también se ocuparon de situar el pino en medio del cosmos que se renueva por la Redención, que comienza en el Nacimiento de Cristo.

Ya en pleno siglo X, a los niños se les contaba que en la Noche de Navidad no sólo cantaron los ángeles y se alegraron los pastores (Lc 2,8-15); en medio de aquel silencio, cuando el Verbo por quien todo fue hecho (Jn 1,3.10) vino desde el trono real de los cielos (Sab 18,14-15), la creación pareció cobrar nueva vida. Y por un instante esto se hizo manifiesto: hablaron los animales (Is 1,3; cf. Hab 3,2), las flores se abrieron en medio del frío, se vieron por doquier los mejores frutos en los árboles (Sal 1,3). Únicamente el abeto, que nunca florece, no podía expresar la alegría del cosmos ante la venida del Redentor (Sal 95,12). Por eso dicen que el Señor, tomando en sus divinas manos un manojo de estrellas (Ap 1,16), se las arrojó sobre las hojas, quedando así resplandeciente de luces. Otra versión del mismo relato presenta al árbol cerca de la gruta de Belén sosteniendo la estrella que había guiado a los Magos, “embelleciendo el lugar santo” (Is 60,13).

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