El misterio de la oración en la historia de la salvación

Es justo y necesario, Señor,
orar e invocarte siempre,
a ti, que, desde el principio,
escuchas con bondad las plegarias de tus siervos
y te muestras propicio;
anticipas tus beneficios a cuantos te invocan,
realizas gestas maravillosas y no niegas tu perdón,
otorgas siempre tu amor y muestras tu providencia.

Así, cuando Moisés te suplicó
con las manos extendidas, imagen de la cruz,
en Amalec venció al diablo;

así, cuando Josué invocó al Señor,
por la fuerza del nombre divino,
prolongó el día hasta vencer al enemigo,
tal como nuestro Jesús, la luz verdadera que había de venir,
crecería siempre más hasta destruir las tinieblas;

así, Samuel, después de haber orado,
aterrorizó los duros corazones del pueblo
con un vendaval y los conmovió con truenos
dando testimonio anticipado de Cristo,
quien haría resonar las amonestaciones evangélicas;

así David, cantor de himnos,
con la gracia de la oración hizo más dulce el canto de los salmos;

así cuando Salomón dedicó el templo del Señor
mientras oraba con las manos extendidas
también él indicó de alguna manera el signo de la cruz;

así Asaph y Josafat, nobles reyes,
que guiaban al pueblo de Dios con toda piedad,
derrotaron más con la plegaria que con las armas
a numerosas huestes de enemigos;

así Ezequías, mientras entre lágrimas
volvía de la muerte a la vida,
convirtió las horas del ocaso del sol en un amanecer.

Así Elías, en cuya boca parecía estar la llave del firmamento,
con la oración cerró y abrió el cielo;

así Eliseo, devolvió la vida al difunto con la plegaria,
cuando recostado trataba de reanimar los miembros inertes;

así Jonás, hundido en el mar y devorado por el pez,
no cesó ni un momento en la oración,
de modo que ni el monstruo ni la tempestad pudieron dañar
a quien suplicaba desde el antro de las intrincadas entrañas;

así los tres jóvenes orantes no sintieron el fuego que los rodeaba
y la armonía de la plegaria pudo vencer
al estrepitoso crepitar de la llamas;

así Daniel en el foso por medio de la oración
contuvo las ávidas fauces y las bocas decididas de los leones.

Así nuestro Señor Jesucristo,
fiel en todas sus palabras y santo en todas sus acciones.
dio a los que le siguen una norma para orar,
en la cual consiste toda la salvación;

así ordenó a los apóstoles orar sin desfallecer nunca;

así prometió a cuantos suplican con fidelidad y amor
concederles lo que pidan con fe en la oración;

así, no sólo encomendó sus discípulos al Padre,
orando antes de la pasión,
sino que también, durante la pasión, oró por sus enemigos;

así, exaltado a la derecha de Dios, reina por siempre
y por nosotros intercede sin cesar.

A él, contigo, oh Padre, y en la unidad del Espíritu Santo,
el innumerable ejército de los cielos
alaba, respeta, suplica, adora, glorifica,
honra, venera, exalta como Creador,
y con incansable encomio bendice,
ensalza, confiesa y dice: Santo, Santo, Santo…

4 comentarios en “El misterio de la oración en la historia de la salvación

  1. Maravillosa fe en la oración en esta oración litúrgica que conmueve y es un guión para una meditación .
    Ayer en martes mozárabe tuve el honor de portar la cruz en las procesiones de entrada y ofrendas. Cireneo me sentí con emoción.
    Este texto me enriquece la imaginación para rezar con los hechos históricos propios y de la historia.
    Prolongo la oración por lo urgente, lo reiterado, lo amado, lo necesitado… y la salud de los enfermos. Y pido la habilidad y sentimiento trinitario de los maestros godos- mozárabes encabezados por Isidoro, Leandro, Ildefonso, y mas

  2. Releída de nuevo no deja de emocionar. Es como árbol de muchas ramas para subir por cada propuesta, hasta la eclosión final en la copa del árbol con la exaltación de los «»ejércitos del cielo» Santo, Santo…

    Y en el mismo espíritu que inspiró a nuestros padres mozárabes, una amiga que está de viaje me escribe subrayando la 1° lectura de misa ayer, como escrita directamente para cualquiera de nosotros… «prepárate para la prueba» … y nuestros comunes amigos. ¡Cómo acierta! Que certero

    La recuerdo en su inicio:
    Lectura del libro del Eclesiástico (2,1-11):
    HIJO, si te acercas a servir al Señor,
    permanece firme en la justicia y en el temor,
    y prepárate para la prueba.
    Endereza tu corazón, mantente firme
    y no te angusties en tiempo de adversidad.
    Pégate a él y no te separes,
    para que al final seas enaltecido.
    Todo lo que te sobrevenga, acéptalo,
    y sé paciente en la adversidad y en la humillación.
    Porque en el fuego se prueba el oro,
    y los que agradan a Dios en el horno de la humillación.
    Confía en él y él te ayudará,
    endereza tus caminos y espera en él…

  3. «Orar sin desfallecer».
    Es sorprendente como, con fé, la oración tiene eficacia plena. No hay mas que ver los ejemplos que da el escrito o, sin remontarnos a tiempos bíblicos, nosotros mismos podemos señalar momentos en nuestra vida donde la oración ha obrado en nuestras vidas.
    Santo, santo, santo…

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