Fiesta de santa Lucía

La santa siracusana está presente
tanto en los antiguos calendarios hispanos
como en las letanías visigótico-mozárabes (p.e. Salamanca):

Santa Lucía: entre los heraldos del Adviento

La mártir nos anima a vivir el espíritu de la Palabra de Dios:
«Estad siempre alegres.
Sed constantes en orar.
Dad gracias en toda ocasión:
ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros» (Tes 5,16).

Hoy al encender la luz vespertina
podemos orar:
«Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios»
(Is 61,1ss)

 Te pedimos, Señor Jesucristo,  
que, en tu venida, 
se fortalezcan los corazones de tus fieles 
y que en tu nombre se afiancen las rodillas vacilantes. 
Que con tu visita se curen las heridas de los enfermos, 
y con tu contacto se iluminen los ojos de los ciegos. 
Que bajo tu dirección se consoliden los pasos de los cojos, 
y por tu misericordia se desaten los vínculos de los pecados. 
A quienes ves acoger ahora con ardiente devoción 
la venida de tu encarnación, un día místicamente realizada, 
concédeles llegar con el espíritu lleno de gozo 
ante ti en la segunda venida de tu juicio, 
y hazlos entrar a gozar de la felicidad del paraíso. 
Que por tu clemencia se vean libres de las penas eternas 
y sean llamados a participar de la vida eterna, 
para cantar, una vez coronados, el himno de tu gloria. 
R/. Amén. 

Por tu misericordia, Dios nuestro, 
que eres bendito y vives y todo lo gobiernas  
por los siglos de los siglos. 
R/. Amén. 

***

Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento,
la Iglesia actualiza esta espera del Mesías;
participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador,
los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida (cf. Ap 22, 17). Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste:
«Es preciso que él crezca y que yo disminuya» (Jn 3, 30). Catec . 524

 

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