Junto al Sepulcro, con la Iglesia orante


“El Sábado santo se caracteriza por un profundo silencio.
Las iglesias están desnudas…
Los creyentes, mientras aguardan el gran acontecimiento de la Resurrección,
perseveran con María en la espera, rezando y meditando.


En efecto, hace falta un día de silencio para meditar en la realidad de la vida humana,
en las fuerzas del mal y en la gran fuerza del bien
que brota de la pasión y de la resurrección del Señor.


En este día se da gran importancia
a la participación en el sacramento de la Reconciliación,
camino indispensable para purificar el corazón
y prepararse para celebrar la Pascua íntimamente renovados.
Al menos una vez al año necesitamos esta purificación interior,
esta renovación de nosotros mismos”.

El Papa Benedicto nos ilustra para la solemnidad que inicia esta NOCHE:
“Este Sábado de silencio, de meditación, de perdón, de reconciliación, desemboca en la Vigilia pascual,
que introduce el domingo más importante de la historia, el domingo de la Pascua de Cristo.
La Iglesia vela junto al fuego nuevo bendecido y medita en la gran promesa,
contenida en el Antiguo y en el Nuevo Testamento,
de la liberación definitiva de la antigua esclavitud del pecado y de la muerte.
En la oscuridad de la noche, con el fuego nuevo se enciende el cirio pascual,
símbolo de Cristo que resucita glorioso.
Cristo, luz de la humanidad, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu
e ilumina a todo hombre que viene al mundo.
Junto al cirio pascual resuena en la Iglesia el gran anuncio pascual:
Cristo ha resucitado verdaderamente, la muerte ya no tiene poder sobre él.
Con su muerte, ha derrotado el mal para siempre y ha donado a todos los hombres la vida misma de Dios.
Según una antigua tradición, durante la Vigilia pascual, los catecúmenos reciben el bautismo
para poner de relieve la participación de los cristianos en el misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo.
Desde la esplendorosa noche de Pascua, la alegría, la luz y la paz de Cristo se difunden
en la vida de los fieles de toda comunidad cristiana y llegan a todos los puntos del espacio y del tiempo”.

2 comentarios en “Junto al Sepulcro, con la Iglesia orante

  1. La gran promesa
    Cristo que resucita glorioso,
    Luz de la humanidad
    La esplenderosa Noche que da luz, paz y alegría.
    De rodillas demos gracias a nuestro Señor por poder celebrar un año más esta fiesta, la más importante del año.

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