Libertador de Satanás en Cafarnaúm

 

Cristo muestra en la sinagoga que es Maestro
y Libertador del Mal que oprime al hombre con sus asechanzas.
Él, humilde como Cordero, tiene la autoridad del León (cf. Ap 5,5).

 

 

La tradición romana antigua denominaba a este domingo
con el nombre «de SEPTUAGÉSIMA»:
era una especie de «anuncio» de la «Quadragésima» (Cuaresma).

 

En el antiquísimo Rito siríaco existe ese ayuno,
preparatorio del gran ayuno cuaresmal.
Parece que, en las diversas Iglesias,
el ayuno previo a la Pascua iniciaba en fechas diversas.

 

Cuando se «consagra» en número 40 el ayuno se centra en seis semanas
antes de la Pascua (quadragésima, cuaresma);
este era el caso de España donde -como en el mundo celta- el ayuno era muy riguroso.

 

Otras Iglesias entraban progresivamente en los ayunos con la abstinencia de lácteos, vino, aceite, etc.
Según el tiempo de preparación más o menos larga se denominaba:
quincuagésima (cincuenta días), sexagésima (sesenta días) o septuagésima (setenta).
En Roma esta larga preparación o Septuagésima se observó durante más de mil años
Hoy se conserva en la forma extraordinaria del Rito romano y en algunos lugares del ámbito anglicano, etc.
En la forma ordinaria del Rito romano este tiempo ha pasado a ser parte del tiempo Per Annum.

 

La Constitución apostólica Pænitemini establece sobre la disciplina eclesiástica de la penitencia:

 

§.2. Los días de penitencia que han de observarse obligatoriamente en toda la Iglesia son
los viernes de todo el año y el Miércoles de Ceniza,
o bien el primer día de la Gran Cuaresma, de acuerdo con la diversidad de los Ritos;
su observancia sustancial obliga gravemente.

 

§ 3. La abstinencia se guardará todos los viernes 

que no caigan en fiestas de precepto,
mientras que la abstinencia y el ayuno se guardarán el Miércoles de Ceniza
o, según la diversidad de los Ritos, el primer día de la Gran Cuaresma,
y el Viernes de la Pasión y Muerte del Señor.

 

El Concilio Vaticano II alabó el ayuno voluntario del Sábado Santo (segundo día del Triduo Pascual).

 

Enseña el Maestro:
«Hay demonios sólo se combaten con ayuno y oración» (Mt 17,21)

 

 

2 comentarios en “Libertador de Satanás en Cafarnaúm

  1. Meditamos el evangelio con tres puntos.
    Seguir a Jesús es siempre una aventura a corazón abierto. Es saber que no hay seguimiento sin tener los sentimientos del corazón de Cristo, que me lance a Evangelizar con signos pobres.
    1. Aquí encontramos a Jesús que hablaba con autoridad, es decir con coherencia. Vivía lo que decía. No había divorcio entre su ser y su hacer.
    2. Jesús no es autoritario, no se imponía por la fuerza, porque detrás de todo estaba su vida coherente.
    3. Hasta los espíritus inmundos se le sometían, no les dejaba hablar, porque el diablo es mentiroso y padre de la mentira. La autoridad del Señor vence y convence contra el mal.

    + Francisco Cerro Chaves
    Arzobispo de Toledo
    Primado de España

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