¡Mirad el árbol de la Cruz!
3 de mayo

Él ha querido que gustando de su sangre rojiza
y de su cuerpo sacratísimo,
abrasado en el ara de la Cruz,
pudiésemos vivir la misma vida de Dios.
(Himno Ad Cenam Agni)

“El adjetivo torridum (asado), aplicado al cuerpo santo del Señor,  nos retrotrae otra vez al mundo de las ideas del libro del Éxodo, donde, según mandato expreso de Dios, el cordero pascual debía asarse al fuego en asadores de madera

En la antigua alianza un cordero es degollado y tostado en asadores en forma de cruz como figura de lo que canta el himno: in ara crucis torridum.

Se prepara un banquete con la carne y la sangre del cordero y pan ácimo –el sagrado banquete eucarístico, pan y vino,  cuerpo y sangre de Cristo.

E. Löhr, Cristo nuestro cordero pascual. El himno pascual de Vísperas
en Benedictinas de Herstelle, Nuestra PascuaMadrid 1962, 296. 299s.

 

“El mandato según aquel cordero se había de asar totalmente  (cf. Ex 12,9) aludía a la pasión de la cruz que Cristo había de sufrir. Y el cordero, en efecto, era asado en forma de cruz, porque un asador le atraviesa desde la cabeza a los pies, y otro por las espaldas, al que se sujetaban las patas delanteras del cordero” (Justino,  Dial. 40, 3).

5 comentarios en “¡Mirad el árbol de la Cruz!
3 de mayo

  1. Áspera imagen del cordero bien asado de la pascua judía. Dolorosa imagen de muerte de crucifixión. Imágenes de impacto para «alianzas» que dejan «marca» en la psique y el alma.

    Dios, que sabe que el humano reacciona ante el fuego y ante la sangre.
    Y ante «la generación», pues manda su Hijo, para arreglar los asuntos de la humanidad.

    Imagen suave la florida efímera cruz de mayo, bálsamo de la cruz que deja herida, marca, alianza. Imagen y suave dulcificación de este «misterio», con pan y vino, para el memorial de sangre y fuego, uerpo despedazado y renovado… para «vivir la vida de Dios»
    La cena del Cordero…

    Sobrecoge e impacta
    Inabordable

  2. «[…] gustando de su sangre […] pudiésemos vivir […].»

    El ‘Cumplimiento de las Escrituras’ se contiene y se ‘derrama’ en el Sacrificio de la Pascua, el ‘tránsito’ que inicia el Camino a la ‘Tierra Prometida’. El tres de Mayo me recuerda dos versículos anticipando el signo Salvador de la Sangre del Cordero en la puerta, postes verticales y dintel horizontal, señal de la cruz:

    «Después tomarán un poco de su sangre, y marcarán con ella los dos postes y el dintel de la puerta de las casas donde lo coman. […] La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se librarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto.» [Ex 12, 7 y 13]

    En Caravaca de la Cruz, con el Lignum Crucis se bendice el agua:
    «El 3 de mayo se celebra el Baño de la Cruz en el Templete barroco, rememorando el milagro acaecido en 1384, cuando estas aguas, bendecidas, acabaron con una plaga de langosta.»
    https://www.spain.info/es/que-quieres/agenda/fiestas/murcia/fiestas_de_la_santisima_vera_cruz.html
    Langostas, octava plaga, y Ángel Exterminador, décima.

    Gracias a Dios por los ‘administradores’ de la Buena Nueva, que pescan a diario en la red mundial.

  3. De la Misa Hispano-Mozárabe de la Santa Cruz
    Es digno y justo, es necesario y saludable darte gracias,
    Señor, Padre santo, Dios eterno y todopoderoso,
    cumplir con nuestro deber de ofrecerte sacrificios
    y elevar sin cesar nuestras voces de alabanza;
    para recordar, ante tu admirable clemencia
    lo acaecido en tiempos pasados,
    y de modo especial proponer el ejemplo de los dos Adanes,
    el que habitó en el paraíso
    y el que es el redentor del género humano.

    Aquel fue el primero, pero éste es mejor.
    Aquel fue terreno, éste celeste.
    Aquel hecho de barro, éste concebido por la palabra.

    Entonces, por instigación del diablo, Eva fue engañada;
    ahora, por el anuncio del ángel, María es glorificada.
    Entonces, por envidia de la serpiente,
    el hombre, que había sido creado, pereció;
    ahora, por misericordia del redentor,
    el hombre que había perecido es liberado.
    Aquel, por haber trasgredido la ley, perdió el paraíso,
    éste, por la pasión de la Cruz, ha adquirido el mundo.
    Aquel sucumbió a la muerte por comer del árbol prohibido,
    éste, por el triunfo de la Cruz gloriosa, venció a la muerte.
    Aquel, al reconocer su pecado, se escondió bajo un árbol,
    éste, a causa de nuestros pecados, fue elevado en la Cruz.

    Entonces por la falta de comer del árbol prohibido,
    se enfrió el sol al mediodía;
    ahora, en la manifestación de la santa Cruz,
    al medio día, se esconde el sol.
    Entonces, el hombre que no guardaba el precepto,
    fue expulsado del paraíso;
    ahora, el malhechor que confiesa a Cristo como Señor,
    es introducido en el paraíso.

    Por esto, humildemente te rogamos y suplicamos,
    Padre clementísimo,
    que por el signo admirable de la ínclita Cruz
    y por el admirable reino de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
    nos permitas celebrar con espiritual alegría y equilibrado gozo
    este día, en que conmemoramos la festividad de su Cruz,
    y, junto con las alabanzas de los coros celestiales,
    admitas la pequeñez de nuestras voces,
    mientras repetimos humildemente:
    Santo, santo, santo…

    Santo y bendito es en verdad
    nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
    que por nuestros pecados
    se entregó en manos de los impíos
    para ser crucificado.

    Él, por nosotros, extendió sus propias manos en la Cruz.
    Él, por el misterio de la Cruz rechazó
    a los principados y autoridades contrarias,
    y clavando en la misma Cruz
    los pecados de todo el género humano,
    se ofreció a ti como víctima inmaculada
    y a nosotros, sus humildes siervos, nos mandó
    que, en su memoria, le ofreciéramos sin cesar
    Cristo Señor y Redentor eterno,
    la noche en la que fue entregado…

    Recordamos, Padre todopoderoso,
    y mantenemos con toda fidelidad lo que recibimos:
    el inefable misterio de la natividad de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
    el admirable triunfo obtenido en la Cruz destruyendo a la muerte,
    y la gloriosa ascensión a los cielos después de su Pasión en la Cruz.

    Creemos también en el inmenso e inefable,
    coeterno y consustancial origen de ti y de tu Hijo;
    al que confesamos igualmente como el que ha de venir
    como juez de vivos y muertos.

    Por esto te pedimos, tremendo y clementísimo Padre,
    que santifiques y bendigas por el signo de la Cruz,
    esta víctima que te ofrecemos
    como cuerpo y sangre de tu Hijo;
    recíbela y acéptala en el signo de la Cruz,
    distribúyela, benévolo, y concédela, benigno
    a nosotros, tus siervos,
    que hemos sido signados con el signo de la Cruz.
    R/. Amén.

    Concédelo, Señor santo,
    que creas todas estas cosas para nosotros, indignos siervos tuyos,
    y las haces tan buenas, las santificas, las llenas + de vida
    y nos las das, así bendecidas por ti, Dios nuestro,
    por los siglos de los siglos.
    R/. Amen.

  4. Los cristianos, ya desde antiguo, vieron el madero de la Cruz como árbol de la Vida y fuente de Luz. De ahí la costumbre de trazar la Cruz entrelazando las dos palabras en griego: Luz (FOS) y Vida (ZOE). Esta conciencia la mostrarán de diversas maneras; entre otras, recordándola en algunas fiestas durante el año (Viernes Santo, 3 de mayo y 14 de septiembre), signándose con la señal de la cruz y mostrando o bendiciendo con el crucifijo.

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