“Las mujeres no se quedaron paralizadas, no cedieron a las fuerzas oscuras de la lamentación y del remordimiento, no se encerraron en el pesimismo, no huyeron de la realidad. Durante el sábado realizaron algo sencillo y extraordinario: prepararon en sus casas los perfumes para el cuerpo de Jesús. No renunciaron al amor: la misericordia iluminó la oscuridad del corazón.
La Virgen, en el sábado, día que le sería dedicado, rezaba y esperaba. En el desafío del dolor, confiaba en el Señor. Sin saberlo, esas mujeres preparaban en la oscuridad de aquel sábado el amanecer del «primer día de la semana», día que cambiaría la historia. Jesús, como semilla en la tierra, estaba por hacer germinar en el mundo una vida nueva; y las mujeres, con la oración y el amor, ayudaban a que floreciera la esperanza.
Cuántas personas, en los días tristes que vivimos, han hecho y hacen como aquellas mujeres: esparcen semillas de esperanza. Con pequeños gestos de atención, de afecto, de oración.
Al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro…”
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Los antiguos calendarios occidentales
celebraban hoy
al arcángel san Miguel
y la solemne víspera de la traslación
del cuerpo de san Nicolás
de Mira (Turquía) a Bari (Italia).
El amanecer es un momento solemne de silencio, de gran belleza… de la oscuridad nace la luz que trae vida y esperanza. No me extraña que fuera ese el momento en que ellas buscaran y encontraran al que es la Luz y la Vida.
La luz del amanecer de color azafrán y rosa anuncian el trascendental advenimiento del sol. Las rayas rojas del alba representan la sangre derramada en la victoria de la luz que renace.
La fase purificadora del blanqueamiento, del albedo, iniciación al bautismo, acaba con el alba al amanecer, cuando los nacidos a una nueva vida por el agua visten con traje blanco.
Perfumes y bálsamos. El olor de lo no vivo se asocia a la bóveda del infierno. El amor y el paraíso está perfumado de rosa, jazmín y nardo. Ellas no pueden soportar que no esté perfumado, que no esté vivo. El olfato precede al oído y a la vista en el transito de vida y muerte, en la momificación egipcia. La nariz conecta con nuestras mas antiguas emociones permitiendo recordar. ¿Cómo no iban a llevar perfumes de amor?
Arcángel Miguel, protector de la iglesia encargado de frustrar a Lucifer. Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón, la Serpiente antigua (Apocalipsis 12).
El pequeño gran gesto de misericordia al amanecer. La tristeza, el miedo vencidos por la confianza que tienen las miróforas en el Señor. Qué mujeres más extraordinarias. Qué belleza la imágen de su solícitos cuidados. Qué grande la espreranza.