No hay enfermos “incuidables”,
aunque sean incurables 


“Lo propio de la medicina es curar, pero también cuidar, aliviar y consolar sobre todo al final de esta vida.

La medicina paliativa se propone humanizar el proceso de la muerte y acompañar hasta el final.

No hay enfermos “incuidables”, aunque sean incurables.

Abogamos, pues, por una adecuada legislación de los cuidados paliativos que responda a las necesidades actuales que no están plenamente atendidas.

La fragilidad que estamos experimentando durante este tiempo constituye una oportunidad para reflexionar sobre el significado de la vida, el cuidado fraterno y el sentido del sufrimiento y de la muerte.”  

 

De la Conferencia de Obispos de España

 

1 comentario en “No hay enfermos “incuidables”,
aunque sean incurables 

  1. Amigo Eduardo, con la que posiblemente es la estrella de las piezas gregorianas, la antífona “Media vita”, s. VIII, te envío un gran abrazo. A cuidarse toca!

    https://www.youtube.com/watch?v=AWQ4rswGov

    Meduaedia vita in morte sumus
    Quem quaerimus ad iutorem nihi site domine
    Qui pro peccatis nostris
    Chorus:
    Sancte Deus, sancte fortis
    Sancte misericor salvatory
    Amare mortis ne tradas nos
    In te speraverunt patres nostri
    Speraverunt et liberasti eos

    «En la plenitud de la vida estamos muertos. A quién buscamos como nuestra ayuda sino a Ti Señor?
    Quien por causa de nuestros pecados justamente está airado
    Santo Dios, Santo fuerte, Santo misericordioso, Salvador: no nos entregues a la amarga muerte.
    En Ti esperaron nuestros padres, esperaron y Tú los liberaste.
    A Ti clamaron nuestros padres, clamaron y no quedaron confundidos.
    Santo. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.»

    Sinopsis: 

    Una leyenda medieval sitúa al autor de esta pieza (Notkerius Balbulus, s. X) sobrecogido y petrificado, al borde de un gran precipicio, a punto de caer en el mismo, con peligro para su vida: «Media vita in morte sumus» (en medio de la vida nos encontramos ya con la muerte). La melodía gregoriana pone de relieve el dramático texto. Ese «horror vacui» por la proximidad de la nada, de la muerte amarga, objeto de la meditación del monje en peligro, queda de manera impresionante subrayado por la acción de la música. La súplica angustiada del «Sancte Deus», y la apelación de los versículos lanzados como flechas, como urgentes peticiones a su objetivo, resaltan poderosamente este momento meditativo.

Responder a Eduardo Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *