Mañana es la Virgen de la O.
Esta ¡oh! que es admiración
ante el Misterio que llega
y que hace a María admirable.
Rezamos así en este Adviento:
¡Madre Admirable!
Hemos venido a Ti como la fuente que quita la sed.
Como a la llama que calienta.
Hemos venido a Ti como la fuente que quita la sed.
Como a la llama que calienta.
Como a la aurora que disipa las tinieblas.
Como a la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos.
Como a la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos.
¡Madre Admirable!
Sabemos que, a veces,
el camino de la vida cristiana cuesta:
No es fácil amar al prójimo como Jesús quiere,
superando todo egoísmo.
No es fácil mantener el espíritu sereno
ante las dificultades de la vida.
No es fácil ser humilde
cuando el orgullo reclama.
No es fácil»navegar contra corriente»
No es fácil caminar hacia el Dios de la luz
por caminos de sombra.
Pero Tú, Madre,
facilitas el camino sin quitar la parte de dureza que traiga.
El amor te hizo decir «SI» a Dios
y esta palabra nunca la retiraste.
¡Madre Admirable!
Que tu ejemplo nos guíe,
que tu FE, mantenga en pie la nuestra.
Una fe valiente, alegre, comprometida.
Seguros de que Dios está siempre a nuestro lado.
Acércanos en todo momento,
el Corazón de tu Hijo Jesús: camino, verdad y vida.
Amén