Orando en tiempos de pandemia

 

El Señor soportó nuestros sufrimientos  
y aguantó nuestros dolores (Is 53,4). 

 

 DIOS todopoderoso y eterno, 
refugio en toda clase de peligro, 
a quien nos dirigimos en nuestra angustia; 
te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, 
concede descanso eterno a los que han muerto, 
consuela a los que lloran, 
sana a los enfermos, 
da paz a los moribundos, 
fuerza a los trabajadores sanitarios, 
sabiduría a nuestros gobernantes 
y valentía para llegar a todos con amor 
glorificando juntos tu santo nombre. 
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, 
que vive y reina contigo 
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios 
por los siglos de los siglos. 

San Sebastián, ruega por nosotros
Santos Cosme y Damián, rogad por nosotros.
San Roque, ruega por nosotros.

 

***
En este sábado escuchamos esta secuencia mariana
en que es invocada como esperanza del mundo:

Ave Mundi Spes Maria  

(Sequenza Modos VII y VIII) 

1 comentario en “Orando en tiempos de pandemia

  1. Latín y castellano de este regalo medieval.

    Ave mundi spes Maria, ave mitis, ave pia, ave plena gratia.
    Ave virgo singularis, quć per rubum designaris non passus incendia.
    Ave rosa speciosa, ave Jesse virgula:
    Cujus fructus nostri luctus relaxavit vincula.
    Ave cujus viscera contra mortis foedera ediderunt filium.
    Ave carens simili, mundo diu flebili reparasti gaudium.
    Ave virginum lucerna, per quam fulsit lux superna his quos umbra tenuit.
    Ave virgo de qua nasci, et de cujus lacte pasci res cćlorum voluit.
    Ave gemma coeli luminarium.
    Ave Sancti Spiritus sacrarium.
    Oh, quam mirabilis, et quam laudabilis hćc est virginitas!
    In qua per spiritum facta paraclitum fulsit foecunditas.
    Oh, quam sancta, quam serena, quam benigna, quam amoena esse virgo creditur!
    Per quam servitus finitur, posta coeli aperitur, et libertas redditur.
    Oh, castitatis lilium, tuum precare filium, qui salus est humilium:
    Ne nos pro nostro vitio, in flebili judicio subjiciat supplicio.
    Sed nos tua sancta prece mundans a peccati fćce collocet in lucis domo.
    Amen dicat omnis homo.
    * * *
    Salve María, esperanza del mundo.
    Salve dulce, piadosa, llena de gracia.
    Salve Virgen singular, designada por la zarza que ardía sin consumirse.
    Salve Rosa bella, Vara de Jesé,
    cuyo Fruto ha desatado los lazos de nuestro llanto.
    Salve Tú que edificaste el Hijo de tu vientre contra los pactos de la muerte.
    Salve Tú que no tienes igual y que reparaste el gozo del mundo en llanto.
    Salve Lámpara de las vírgenes, por la cual refulgió la luz celestial sobre los que estaban bajo las tinieblas.
    Salve Virgen de quien quiso nacer y ser amamantado el Rey de los cielos.
    Salve Joya entre los astros del cielo.
    Salve Sagrario del Espíritu Santo.
    Oh cuán admirable y cuán laudable es tu virginidad,
    en la cual, por el Espíritu Paráclito, refulge la fecundidad.
    Oh cuán santa, cuán serena, cuán benigna, cuán amena eres considerada, Virgen,
    por la cual concluye la esclavitud, se abre la Puerta del Cielo y se devuelve la libertad.
    Oh Lirio de castidad, ruega a tu Hijo que es la salvación de los humildes.
    Haz que nuestro vicio, en el triste juicio, no sucumba al suplicio
    por tu oración santa, limpiándonos del pecado, él nos coloque en la Casa de la Luz
    Y que todo hombre diga: Amén

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