Septenario de san Isidro


Estos días de Pascua los vivimos en la compañía de Isidro de Madrid.
Su espiritualidad, evangélica, está magníficamente expresada
en el Libro del Apocalipsis.


Poema «Isidro» Lope de Vega, 1599

***

HOY celebramos la misa en Rito hispano en la parroquia madrileña de
la Concepción de Ntra. Sra.  calle Goya n. 26 Metro: Velázquez.

<En la época del autor del Apocalipsis,
tiempo de persecución, tribulación y desconcierto para la Iglesia (cf. Ap 1, 9),
en la visión se proclama una palabra de esperanza:
«No temas, soy yo, el Primero y el Ultimo, el que vive;
estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos,
y tengo las llaves de la Muerte y del Hades » (Ap 1, 17-18).
Estamos ante el Evangelio, «la Buena nueva», que es Jesucristo mismo.
Él es el Primero y el Último:
en Él comienza, tiene sentido, orientación y cumplimiento toda la historia;
en Él y con Él, en su muerte y resurrección, ya se ha dicho todo.
Es el que vive: murió, pero ahora vive para siempre.
Él es el Cordero que está de pie en medio del trono de Dios (cf. Ap 5, 6):
es inmolado, porque ha derramado su sangre por nosotros en el madero de la cruz;
está en pie, porque ha vuelto para siempre a la vida
y nos ha mostrado la omnipotencia infinita del amor del Padre.
Tiene firme en sus manos las siete estrellas (cf. Ap 1, 16),
es decir, la Iglesia de Dios perseguida, en lucha contra el mal y contra el pecado,
pero que tiene igualmente derecho a sentirse alegre y victoriosa,
porque está en manos de Quien ya ha vencido el mal.
Camina entre los siete candeleros de oro (Ap 2, 1):
está presente y actúa en su Iglesia en oración.
Él es también el que «va a venir» (cf. Ap 1,4)
por medio de la misión y la acción de la Iglesia a lo largo de la historia humana;
viene al final de los tiempos, como segador escatológico,
para dar cumplimento a todas las cosas (cf. Ap 14, 15- 16; 22, 20)>.
(EiE 6)

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