- Expectantes porque el Señor volverá, en gloria y majestad en la Parusía.
- Preparados porque vamos a hacer memoria de la Navidad, cuando vino en la humildad de la carne.
2. Todo a su tiempo:
Desde el primer domingo de adviento y hasta el día 16 de diciembre, incluido, no se habla de Navidad, sino de Parusía (que esperamos).
A partir del 17 de diciembre y hasta el 24, incluido, no se habla de Parusía, sino de Navidad (que conmemoramos).
3. Voy a misa cada día: ¿algo especial? lo que la primera lectura anuncia, ha comenzado a cumplirse en el evangelio (1ª venida del Señor), y sucederá plenamente cuando Él vuelva (2ª venida). Por eso nos atrevemos a decir una y mil veces: Marana Thá (¡Ven, Señor Jesús!).
4. ¿Un libro para leer en este tiempo? Sin duda, el del profeta Isaías. Se llama así, no es que le falte el nombre; está en la Biblia, en el Antiguo Testamento. Para situarme bien, no dejo de leerme la introducción al libro y las notas a pie de página.
5. En adviento la Iglesia está contenta, no penitente:
- por eso, durante las cuatro semanas cantamos ¡Aleluya!
- Sin embargo, para que en Navidad podamos imitar el canto de los ángeles (al menos en la letra), durante estas cuatro semanas no cantamos ¡Gloria!
6. Los signos externos ayudan: La corona de Adviento, desde el primer domingo, que podemos preparar en familia y para la parroquia; el árbol de Pascuas y el belén, para la última parte de este tiempo. Las luces, velas, cantos… significan mayor vigilancia, ¡no mayor consumo!
7. El canto a la Virgen María para este tiempo es Alma Redemptoris Mater (en español, Madre del Redentor).
cf. Diego Figueroa Soler, Pbro.
En 7 puntos se ha sintetizado y ordenado el Adviento, Navidad (y Epifanía) … y, mirando mas adelante, la Parusía.
Ahí está.
Como sugerencia (placer-alegría y «penitencia»-gozosa) releer Isaías. Plato fuerte, por su extensión y plato denso, porque no todo es anuncio y avance de la «buena noticia» del Mesías. También contiene el poema del «Siervo de Dios» y multitud de pasajes históricos que obligan a leer en paralelo los libros de «Reyes» y de la historia del pre y post exilio de Babilonia.
Tema obsesivo de incumplir la Alianza del pacto de Abraham y Jacob.
La mezcla de ingenuidad infantil y profundidad filosófica de gestos, símbolos y signos (Árbol, corona, figuras del Nacimiento, cenas y comidas familiares, regalos, parto, huídas-viajes, inocentes, camellos de Oriente, rojo y verde, oro y mirra y …etc) dan para mucho, mucho.
La liturgia eucarística de este tiempo tiene forma de escalera ascendente, va dibujando un arco que se graba interiormente en nuestro espíritu.
Y lo palpable: un Niño en familia… para la humanidad.